La fiesta del Bautismo del Señor en el río Jordán | Custodia Terrae Sanctae

La fiesta del Bautismo del Señor en el río Jordán

En la orilla oeste del río Jordán, cerca del lugar conocido como “Qasr al-Yahud”, los frailes franciscanos celebraron la fiesta del Bautismo del Señor, precisamente donde, según la tradición, tuvo lugar el episodio narrado en el Evangelio.  El domingo 9 de enero la celebración comenzó en el convento franciscano del Buen Pastor de Jericó, no muy lejos de allí. Las autoridades civiles y religiosas locales, entre ellas el alcalde, el gobernador y el imán de la mezquita de Jericó, recibieron y saludaron con alegría al Custodia de Tierra Santa, fray Francesco Patton, en presencia del cónsul general de Italia, Giuseppe Fedele, del cónsul general de España, Alfonso Lucini Mateo y del jefe de asuntos políticos del consulado de Bélgica Philip Haspeslagh, además del párroco fray Mario Hadchiti.

Luego, los frailes se dirigieron en procesión solemne desde la parte superior del lugar del Bautismo hasta la orilla del río Jordán para la celebración de la santa misa, en la que participaron los feligreses de Jericó y otros fieles locales.

En su homilía, el Custodio de Tierra Santa recordó que solo desde el año pasado se ha vuelto a celebrar ante la pequeña iglesia franciscana, cuyo terreno ha sido limpiado de minas después de décadas de abandono. “Durante 54 años no habíamos podido celebrar aquí porque esto se había convertido en un campo de minas. El año pasado éramos un grupo pequeño, debido a la pandemia, apenas unas treinta personas. Este año nos hemos reunido de nuevo en gran número, como pueblo de Dios, como Iglesia, para celebrar el bautismo de Jesús aquí, en nuestro santuario dedicado al bautismo de Jesús”.  Casi mil personas, según las estimaciones, participaron en la celebración al aire libre, respetando la normativa sanitaria.

A continuación, el Custodio explicó el significado del bautismo de Jesús: “Cuando Jesús entra en las aguas del Jordán y se hace bautizar por Juan junto a los pecadores, expresa la solidaridad de Dios con la humanidad pecadora, es decir, con cada uno de nosotros, y la intención de Dios de salvar a toda la humanidad y a cada uno de nosotros”. Con el bautismo, por tanto, “la vida se convierte en vocación para la misión”, concluyó el Custodio (aquí la homilía completa).

“El mensaje de esta fiesta nos empuja a animar a la gente a quedarse en esta tierra – dijo el párroco de Jericó, fray Mario Maria Hadchiti –, porque Jesús se encarnó en esta tierra. En el evangelio de hoy también encontramos la figura de San Juan Bautista, hombre libre y valiente, que predicó a la gente sin hacer distinciones. La palabra de Dios sigue vigente ayer, hoy y siempre”

La peregrinación continuó después hasta el monasterio greco-ortodoxo de la Cuarentena, en los alrededores de Jericó, reconocido desde hace siglos como el monte donde Jesús sufrió las tentaciones. Precisamente la lectura del pasaje evangélico que recuerda este episodio (Mt 4, 1-11) cerró la jornada de oración, frente al antiguo monasterio, abandonado por mucho tiempo y de nuevo activo desde finales del 1800.

El lugar del Bautismo de Jesús

La pequeña iglesia franciscana que se encuentra cerca del río Jordán fue construida en 1956, sobre un terreno adquirido por la Custodia en 1932.  Sin embargo, la tradición de hacer una peregrinación anual a ese lugar está atestiguada al menos desde 1641, en recuerdo del bautismo de Jesús.

En 1967, debido al estallido de la guerra entre Israel y Jordania, la zona se convirtió en un campo de minas de cincuenta y cinco hectáreas, del que los franciscanos se vieron obligados a huir. El lugar santo – que se encuentra en territorio palestino, clasificado como área “C” bajo el control de Israel, según los Acuerdos de Oslo de los primeros años noventa – fue limpiado parcialmente para la visita del papa Juan Pablo II a Tierra Santa en el 2000 y después se hizo accesible para los peregrinos en 2011.

En marzo de 2018 la asociación Halo Trust comenzó los trabajos de desminado del territorio, logrando limpiarlo por completo y devolver las llaves del lugar a los franciscanos en octubre de 2020. La estructura se distribuye en dos niveles con dos tramos de escaleras situados en el exterior del edificio, que permiten acceder a la pequeña iglesia en la planta superior. 

Tras las obras de remodelación, en 2021 la iglesia fue inaugurada nuevamente y volvió a ser el lugar de las celebraciones de la fiesta del Bautismo de Jesús.

 

Beatrice Guarrera