Con profundo dolor y emoción, la Custodia de Tierra Santa lamenta el fallecimiento de Su Santidad el Papa Francisco, Obispo de Roma y Sucesor de San Pedro. En este momento de dolor, nos unimos a toda la Iglesia católica y a las personas de buena voluntad de todo el mundo para ofrecer oraciones de acción de gracias por la vida, el testimonio y el incansable ministerio del Santo Padre. Su profunda humildad, su valiente compromiso por la paz y su firme dedicación a los pobres y marginados han dejado una huella indeleble en la Iglesia y en el mundo. La Custodia de Tierra Santa agradece especialmente la cercanía del Papa Francisco a las comunidades cristianas de Tierra Santa y su profunda preocupación por la paz en la Tierra de Jesús. Sus peregrinaciones, sus palabras de reconciliación y su inquebrantable llamamiento a la justicia y al diálogo entre los pueblos y las religiones seguirán inspirándonos en nuestra misión. Que el coro de los ángeles le acoja con alegría en la casa del Padre.
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El papa Francisco ha prestado una atención especial a la Tierra Santa desde los primeros pasos de su pontificado. La Tierra Santa fue el destino de su primer viaje apostólico fuera de Italia (si se excluye su participación en la Jornada Mundial de la Juventud en Brasil, un viaje ya planificado por su predecesor).
Desde entonces no ha dejado de manifestar su cercanía a esta tierra y a la gente que la habita, con mensaje y audiencias, desde el nombramiento de algunos de sus hijos para puestos de responsabilidad en la Iglesia (entre ellos, la elección del Patriarca Pierbattista Pizzaballa como cardenal), hasta sus sentidos llamamientos a la paz durante los meses marcados por la guerra y su particular cariño por la pequeña comunidad católica de Gaza.
Del 24 al 26 de mayo de 2014 el papa Francisco realizó una peregrinación a Tierra Santa, siguiendo los pasos de sus predecesores y en el 50º aniversario del encuentro en Jerusalén entre el papa Pablo VI y el patriarca de Constantinopla, Atenágoras. En el Santo Sepulcro, Francisco y Bartolomeo I renovaron aquel abrazo, en el marco de una celebración ecuménica, la primera celebrada en la iglesia de la Resurrección – como les gusta llamarla a los ortodoxos. Juntos rezaron el Padrenuestro y se arrodillaron en oración ante la tumba de Jesús.
Durante su peregrinación, el papa Francisco visitó los principales lugares santos de Jordania, Belén y Jerusalén (ver la galería fotográfica al final del artículo). Celebró misa en la Plaza del Pesebre en Belén, en Getsemaní y en el Cenáculo. También se saltó el protocolo para comer con los franciscanos de la Custodia de Tierra Santa en el convento de San Salvador.
En Tierra Santa, el papa Francisco pronunció palabras y realizó gestos de paz: la visita al Yad Vashem (el memorial del Holocausto), la oración en el Muro de las Lamentaciones, el encuentro con el muftí y con los grandes rabinos sefardí y asquenazí. Algunos actos fuera de programa: la parada en el muro que separa Belén de Jerusalén, otra en el monumento a los israelíes víctimas del terrorismo, y la histórica invitación a los presidentes palestino e israelí a un encuentro de paz.
El encuentro entre Mahmoud Abbas y Shimon Peres en los Jardines Vaticanos, el 8 de junio de 2014 fue el primer fruto concreto de la visita del Papa a Tierra Santa. Ese día fue uno de los gestos de paz más significativos del pontificado de Francisco.
Después de más de diez años, las palabras pronunciadas entonces resultan más proféticas que nunca: “Lograr la paz requiere valor, mucho más que hacer la guerra. Hace falta valor para decir sí al encuentro y no al enfrentamiento; sí al diálogo y no a la violencia; sí a la negociación y no a las hostilidades; sí al respeto a los pactos y no a las provocaciones; sí a la sinceridad y no a la hipocresía. Para todo esto hace falta coraje y una gran fuerza de espíritu”.
La atención de la Santa Sede por la Tierra Santa se manifestó con dos generosas donaciones, como contribución a las obras de restauración de la basílica de la Natividad de Belén y del Santo Sepulcro de Jerusalén. Las contribuciones se realizaron a través de la Custodia de Tierra Santa, que desde 1342, por voluntad papal, es la que guarda los Santos Lugares de la cristiandad.
Otro gesto concreto de cercanía fue el regalo a la Custodia de un pedazo de la reliquia de la Sagrada Cuna del Niño Jesús. La reliquia, donada por San Sofronio, patriarca de Jerusalén, al papa Teodoro I (642-649) se conserva en Roma, en la basílica de Santa María la Mayor.
“El Santo Padre desea que el mensaje de paz anunciado por los ángeles a los hombres amados por Dios la noche de Navidad, que resuena desde Belén desde hace dos mil años, traiga el don de la paz y la reconciliación que tanto necesita siempre nuestro mundo”, escribía en la carta de acompañamiento el cardenal Stanislao Rylko, arcipreste de la basílica papal de Santa María la Mayor. La reliquia llegó a Belén el 30 de noviembre de 2019, para el comienzo del Adviento.
Son varias las ocasiones que los franciscanos han celebrado durante los últimos diez años, y que siempre han estado acompañadas por mensajes o encuentros con el Papa. Empezando por la Carta enviada con motivo de los 800 años de la presencia de los franciscanos en Tierra Santa como custodios de los Santos Lugares: “Quiero renovar ese mandato, alentándoos a ser testigos alegres del Resucitado en Tierra Santa”.
También llegó una Carta por los 800 años de la Regla de San Francisco: “Para San Francisco el Evangelio estuvo en el centro de su existencia; y la Iglesia ha aprobado el propósito, devolviéndolo a él y a todos vosotros franciscanos como un texto que ya no expresa solamente la intuición espiritual de un Fundador, sino una forma de vida”.
En 2021, Francisco firmó personalmente una carta al Custodio de Tierra Santa con ocasión del 600 aniversario de la institución de las comisarías de Tierra Santa. “Después de todos estos siglos, la misión de las comisarías sigue siendo actual: apoyar, promover y valorizar la misión de la Custodia de Tierra haciendo posible una red de relaciones eclesiales, espirituales y caritativas que tienen como centro la tierra donde vivió Jesús. Apoyo y bendigo este valioso servicio”, escribía el Papa.
Un año después, en enero de 2022, el Papa recibió en el Vaticano a una delegación de “comunicadores” de la Custodia de Tierra Santa, con motivo del 100 aniversario de la fundación de la revista Terrasanta. En enero de 2024 recibió a una delegación del Studium Biblicum Franciscanum (SBF) de Jerusalén, en la actualidad Facultad de Ciencias Bíblicas y Arqueología de la Universidad Pontificia Antonianum de Roma, con ocasión del centenario de su fundación.
Siria, también Tierra Santa y parte de la misión de la Custodia, siempre tuvo un lugar especial en el corazón del papa Francisco. Así lo demuestra una carta enviada en 2018 a los franciscanos de la Custodia Hanna Jallouf y Louai Bsharat, que afrontaban en Knaye la dura realidad del Estado islámico: “Quiero compartir vuestro sufrimiento y deciros que estoy cerca de vosotros y de las comunidades cristianas tan probadas por el dolor vivido en la fe en Cristo Jesús”.
El 17 de diciembre de 2022, precisamente Hanna recibió el premio “Flor de la gratitud” del papa Francisco en el Vaticano. Pocos meses después fue nombrado vicario apostólico latino de Alepo. El papa Francisco también canonizó a los “Mártires de Damasco”, ocho frailes franciscanos y tres laicos maronitas, asesinados por odio a la fe en Damasco en 1860.
Del 2 al 4 de diciembre de 2021, el papa Francisco realizó un viaje apostólico a Chipre. La isla, evangelizada por los santos Pablo y Bernabé, es considerada por ello parte de la Tierra Santa. Con la Tierra Santa de hoy comparte también las heridas políticas y religiosas, incluida la presencia de un muro que divide la isla en dos. Aquí también están presentes varias comunidades de la Custodia. El 26 de enero de 2024 se inauguró la nueva sede de la nunciatura apostólica en Nicosia.
“Aquí en Chipre estoy respirando un poco de esa atmósfera típica de Tierra Santa, donde la antigüedad y la variedad de las tradiciones cristianas enriquecen al peregrino. Esto me hace bien, y hace bien encontrar comunidades de creyentes que viven el presente con esperanza, abiertas al futuro, y que comparten este horizonte con los más necesitados”, dijo el Papa en la misa. Y precisamente desde Chipre quiso mandar un mensaje de esperanza a los jóvenes de Tierra Santa.
Son innumerables los llamamientos del papa Francisco por la paz en Tierra Santa. No solo durante su visita, sino también en los años siguientes, en todas las crisis nunca faltó una palabra suya o una llamada para silenciar las armas y buscar la vía del diálogo y de la paz.
Desde los inicios de la guerra en Gaza, alzó su voz, a menudo desatendida y solitaria, para implorar la paz: “Que cesen los ataques y las armas, por favor, y que se comprenda que el terrorismo y la guerra no conducen a ninguna solución, sino solo a la muerte y al sufrimiento de muchos inocentes. La guerra es una derrota: ¡todas las guerras son una derrota!”
La pequeña comunidad católica de Gaza, un millar de personas, casi todas refugiadas en la parroquia de la Sagrada Familia, encontró un padre en el papa Francisco. Durante el conflicto, todas las tardes, les llegaba con un mensaje o una llamada, una palabra de consuelo. Incluso desde el hospital, durante su último ingreso, siguió llamando para ofrecerles consolación pero, seguramente, también para recibir el consuelo de esos pobres que quiso poner en el centro de su pontificado.
Marinella Bandini