Los once “Mártires de Damasco” ya son santos. Los nombres de ocho franciscanos de la Custodia de Tierra Santa y tres laicos maronitas, los hermanos Massabki, han sido inscritos en el registro de los santos. Su festividad será el 10 de julio, día en que fueron asesinados “por odio a la fe” en Damasco, en 1860.
La ceremonia de canonización se celebró el 20 de octubre en la plaza de San Pedro de Roma. Con el grupo de mártires fueron canonizados otros tres santos, todos representados en los tapices expuestos en la fachada de la basílica de San Pedro. El rito de la canonización se inserta al comienzo de la misa: inmediatamente después del saludo litúrgico el coro entonó el himno “Veni Creator Spiritus”, al final del cual el cardenal Marcello Smeraro, prefecto del Dicasterio para las causas de los santos, presentó al Papa los 14 nuevos santos, pidiéndole que procediera a su canonización. Tras cantar las letanías de los santos, el Papa proclamó la fórmula de canonización en latín nombrando a los nuevos santos. En este momento, una sencilla procesión de fieles llevó luces y flores hasta los relicarios de los nuevos santos, junto al altar. En el pequeño cortejo, entre otros, se encontraba el párroco latino de Alepo, fray Bahjat Karakach, reconocible por el hábito franciscano. También se hallaban presentes algunos descendientes de los hermanos Massabki.
La celebración se desarrolló principalmente en latín, pero las lecturas y las oraciones de los fieles fueron proclamadas en varios idiomas. El Evangelio, como sucede solo en determinadas celebraciones papales, fue cantado por los diáconos primero en latín y después en griego. En su homilía, el papa Francisco comentó el pasaje del Evangelio (Mc 10, 36-45) en que los apóstoles Santiago y Juan piden al Señor sentarse a su lado en la gloria, pero el Maestro los induce a cambiar de perspectiva y a “pensar no siguiendo los criterios del mundo, sino según el estilo de Dios, que se hace el último para que los últimos sean elevados y se conviertan en los primeros”. Bajo esta luz – añadió el Papa – “podemos recordar a los discípulos del Evangelio, que hoy son canonizados. Estos nuevos santos vivieron el estilo de Jesús: el servicio (…). Se hicieron servidores de sus hermanos, creativos para hacer el bien, firmes en las dificultades, generosos hasta el final”.
Como no puede estar de pie mucho rato, el papa Francisco presidió la primera parte de la misa y dejó los ritos eucarísticos en el altar al cardenal Semeraro. A su lado, el patriarca maronita, cardenal Béchara Rai, y el patriarca latino de Jerusalén, cardenal Pierbattista Pizzaballa. Entre los concelebrantes también estaba el nuncio apostólico en Siria, cardenal Mario Zenari, mientras que no pudo llegar a Roma el vicario apostólico latino de Alepo, monseñor Hanna Jallouf, también fraile menor de la Custodia de Tierra Santa, como ocho de los once mártires de Damasco. Entrevistado por Terrasanta.net hace unos días, monseñor Jallouf subrayó: “Los cristianos de Siria no podremos estar físicamente en la canonización, pero estaremos en Roma con el corazón”. El 27 de octubre, tanto en Damasco – en la iglesia que guarda las reliquias de los mártires – como en Jerusalén, habrá misas de acción de gracias. Celebraciones conjuntas con la comunidad maronita tendrán lugar el 26 de octubre en Jerusalén, el 17 de noviembre en Harissa (Líbano) y el 22 de noviembre en Damasco.
“Para mí ha sido emocionante participar en la canonización de los mártires de Damasco”, afirma el párroco de Alepo, fray Bahjat. “He servido en la comunidad de Damasco durante seis años y estoy muy ligado a estos hermanos, también por una historia muy personal, porque siento que he recibido de ellos un milagro: cuando un disparo de mortero alcanzó nuestra iglesia, me encontraba cerca de su tumba y estoy seguro que de que me protegieron… Esta ocasión también nos ayuda a los sirios a recordar lo importante que es nuestra tierra, y nos confirma en la fe y el apego a nuestras raíces. También es una oportunidad para que el mundo entero se acuerde de la comunidad cristiana en Siria”.
La celebración de hoy – comentó fray Francesco Patton, Custodio de Tierra Santa, al final de la misa – ha sido muy significativa para nosotros, los frailes de la Custodia de Tierra Santa: ocho de estos mártires eran franciscanos y también los tres hermanos Massabki, maronitas, estaban vinculados a nuestra comunidad. Espero que esta canonización sea un estímulo para todos los cristianos de Siria, de Líbano y de Oriente Medio para mantener viva la fe y su capacidad de dar testimonio de ella”. Y puesto que los santos también son intercesores, “espero que estos nuevos santos intercedan por todo Oriente Medio, por el don de la paz”. Deseos de paz también en las palabras del cardenal Pizzaballa: “Todo Oriente Medio está viviendo uno de los dramas más difíciles de las últimas décadas. La canonización de los mártires de Damasco nos recuerda que, por desgracia, dramas similares no son nada nuevo. Pero los mártires también nos muestran cuál es el camino: vivir estas situaciones no con violencia, sino sabiendo entregar la vida. Es la respuesta profética de los cristianos a la violencia humana”.
Giampiero Sandionigi