Santo Sepulcro, bendición de la capilla de los cruzados y del convento después de su restauración

La mañana del sábado 8 de febrero, el Custodio de Tierra Santa, fray Francesco Patton, presidió la misa en la “Capilla Cruzada” del Santo Sepulcro, al terminar las obras de restauración. Durante la celebración bendijo el nuevo altar y la sede. A continuación, bendijo también la nueva ala del convento franciscano, una vez concluida su reforma.

“Con la bula Gratias agimus del 21 de noviembre de 1342 el papa Clemente VI nos pide tres cosas, la primera de ellas, habitar en los santos lugares”, subrayó el Custodio en su homilía. “La finalidad del convento dentro del Sepulcro es precisamente poner en práctica el mandato papal de vivir dentro del Santo Sepulcro para garantizar que este sea un lugar vivo y no un museo”. El segundo elemento del mandato es el de “celebrar misas cantadas y oficios divinos” dentro de los santos lugares. “Nosotros vivimos y rezamos aquí, dando forma y voz a toda la humanidad necesitada de obtener del misterio pascual la savia vital de la esperanza”.

El cambio de imagen de la capilla de los cruzados

La “Capilla Cruzada” es un espacio litúrgico dentro del convento franciscano del Santo Sepulcro, al que se accede desde la sacristía o desde la capilla de la Aparición. Se trata de un ambiente de una sola nave, de piedra vista, dividido en dos por un muro en el que se abre un arco. Es uno de los lugares de culto católico dentro del Santo Sepulcro que, junto con la capilla de la Aparición y el altar de la Magdalena, se pone a disposición de los peregrinos para las celebraciones (tiene capacidad para unas 80 personas).

Las obras de restauración, que empezaron en la primavera de 2023 y finalizaron un año después, “se ocuparon de la iluminación y la ventilación de los locales y de los problemas de filtración de agua”, explica fray Stéphane Milovitch, presidente del Santo Sepulcro. Además, “se construyó un nuevo altar, una nueva sede y un nuevo ambón”. 

El altar (una mesa de piedra que se apoya sobre la base de una columna de la basílica constantiniana), se ha desplazado hacia delante. “Esto – explica fray Stéphane – ha permitido hacer accesible el espacio tras el arco, sacando a la luz unas almazaras, ya identificadas por Virgilio Corbo”. A su regreso, “los peregrinos encontrarán un ambiente renovado y podrán disfrutar también de una zona, la de las almazaras, que antes no era visible”.

Vivir en el Santo Sepulcro

La comunidad franciscana está presente de forma permanente en el interior del Santo Sepulcro desde hace casi 700 años, y asegura un servicio prácticamente ininterrumpido, que incluye también celebraciones nocturnas y turnos que ocupan a los sacristanes desde las cuatro de la mañana.

Actualmente, la fraternidad está compuesta por 11 frailes; el organista y el cantor se alojan allí cuando hay liturgias nocturnas, ya que el acceso a la basílica no es posible después de las 19:00.

Hasta mediados del siglo XIX, los frailes vivían prácticamente acampados en la galería que se asoma sobre la Rotonda de la Anástasis. El emperador Francisco José de Austria, peregrino en Tierra Santa en 1869, financió la construcción del pequeño convento que fue reformado en los años 60 del siglo pasado, con deficiencias importantes, entre ellas la falta de ventanas y la escasez de instalaciones sanitarias

Solo en los últimos tres años, gracias a una importante suma donada por el benefactor americano William Keifer (cuyo nombre está inscrito en una placa a la entrada del convento), ha sido posible renovar un ala del convento, creando nueve habitaciones que permitirán a los frailes disfrutar de espacios adecuados. Otras cinco habitaciones y las zonas comunes están a la espera de ser restauradas.

 

Invertir en los Santos Lugares

En tiempos de guerra y de la consiguiente crisis económica, debida también al cierre de las peregrinaciones, las obras de reestructuración de la Capilla Cruzada y del convento del Santo Sepulcro adquieren un significado especial, subrayó el Custodio. En primer lugar, han permitido “dar trabajo” a los operarios y “unos ingresos y una vida digna” a sus familias.  

En segundo lugar, “recuerda a los cristianos de todo el mundo que estos lugares son el fundamento de la historia de la Salvación: nos cuentan lo que el Hijo de Dios hizo por nosotros, haciéndose uno de nosotros y dando su vida por nosotros. Nuestra fe no se basa en una vaga teoría o gnosis, sino en un hecho histórico”.

Por último, estas obras son una inversión “en beneficio de los peregrinos” que encuentran ambientes acogedores, que ayudan a detenerse en oración e identificarse con el misterio de la vida de Jesús. 

Invitamos a los peregrinos a venir: los Santos Lugares son seguros. Venid – es la llamada del Custodio – porque la peregrinación ayuda a fortalecer la fe y hace que los cristianos de Tierra Santa se sientan menos solos. Además, los peregrinos son un factor de estabilidad: con su simple venida, los peregrinos fomentan la paz”.

Marinella Bandini

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