El testimonio de los frailes de la Custodia sobre las explosiones de Beirut | Custodia Terrae Sanctae

El testimonio de los frailes de la Custodia sobre las explosiones de Beirut

 “Estaba en las habitaciones de nuestro convento, encima de la iglesia de Beirut, cuando escuché un ruido muy fuerte, como de un avión. Subí, me asomé fuera y me alcanzó la fuerte onda expansiva de la explosión”.  Con estas palabras fray Roger Saad, fraile libanés de la Custodia de Tierra Santa, que trabaja en Beirut desde hace cuatro años como ecónomo del convento, narra la catástrofe que asoló ayer la capital del Líbano. La iglesia, cerrada actualmente debido a las normas para prevenir la difusión del Covid-19, es muy conocida y constantemente visitada por turistas y fieles.  Se encuentra en el barrio Gemmaize, a solo 800 metros del puerto, donde ayer se produjo la doble explosión.

 “En el momento de la explosión todo se volvió blanco, no vi nada más, y fui empujado – continúa fray Roger -. Corrí inmediatamente a buscar a los otros frailes y descubrí que estaban bien, como yo. Fuera, la gente gritaba y nadie sabía que había sucedido. Vi a personas heridas, porque muchas habían sido alcanzadas por los cristales de las ventanas que habían explotado por el impacto.  Fue como un terremoto que destruyó todo”.  A causa de la explosión, algunas paredes del convento se derrumbaron, cayeron las puertas, reventaron los vidrios de las ventanas y también el tejado resultó gravemente dañado. El día después de la catástrofe, los frailes franciscanos del convento cercano de Harissa vinieron para examinar los daños sufridos también en la iglesia.  En primer lugar, habrá que retirar los cristales para poder caminar por las estancias y después habrá que pensar en importantes trabajos de restauración.

“Cuando salí a la calle, vi las casas destruidas y eso me dolió aún más: todo ha sucedido después de una crisis económica muy difícil para el Líbano – afirma fray Roger –. En los últimos meses todo ha ido empeorando y el coste de la vida ha subido mucho. Mucha gente ya había perdido el trabajo. Me sentí mal pensando en los pobres. Yo soy religioso pero la gente que tiene familia, niños, ¿cómo hará para arreglar sus casas?”. El franciscano explicó que pasó la noche vigilando la iglesia, porque incluso las puertas de la iglesia y del convento habían desaparecido.  En el momento de la explosión estaban con él fray Maroun Younan, vicario local, y fray Angelico Pilla, asignado a la iglesia.  El guardián del convento de Beirut y ministro de la región San Pablo, fray Firas Lutfi en ese momento se encontraba en Siria, para interesarse por las condiciones de cuatro frailes afectados por el Covid-19 en Damasco.

“Apenas se produjo la explosión, los frailes contactaron conmigo a través de una videollamada y escuché gritar a un fraile diciendo que todo había saltado por los aires: el convento, las habitaciones, todo – cuenta fray Firas – Pensé de inmediato en un coche bomba o un misil, pero los frailes solo decían que era algo gravísimo y no sabían que había pasado. Sus rostros estaban cubiertos de polvo pero comprobé que estaban bien. Por la noche, enviamos al fraile más anciano al convento vecino de Harissa. Los otros dos frailes se quedaron vigilando porque les preocupaba que alguien entrase”.  El franciscano de la Custodia de Tierra Santa explicó que en estas situaciones se impone el caos y en los meses pasados Beirut hubo manifestaciones y protestas a causa del hambre, problema agravado aún más por la pandemia del Covid-19. “Debido a la explosión, muchas familias se han quedado sin hogar y podrían asaltar las tiendas por el hambre – continúa el fraile – Después tendremos que pensar también en la restauración de la iglesia y del convento. Estamos hablando de una casa de gran valor artístico, ya que hace doscientos años fue precisamente allí donde se realizó la primera representación teatral en Beirut.  El convento está considerado patrimonio histórico de Beirut”. Fray Firas Lutfi apeló a la solidaridad internacional: “Creo que la palabra solidaridad resume todo: solidaridad espiritual con la oración y solidaridad humana para socorrer a los miles de heridos. Muchísimas familias se han quedado sin casa y esta catástrofe se suma a muchas otras situaciones difíciles que está viviendo el Líbano”

El Custodio de Tierra Santa, fray Francesco Patton, envió desde Jerusalén un mensaje a los frailes para invitarles a la oración: “Os invito a todos a rezar por los fallecidos, por los heridos y por sus familias. Os invito a rezar para que este episodio sea algo incidental y no degenere en un nuevo conflicto. Que el Príncipe de la Paz, nuestro Señor Jesucristo, otorgue paz al Líbano y María, Reina del Líbano, proteja a todos sus hijos”.



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Beatrice Guarrera