Una sola voz que alaba a Dios: entrevista al director del coro de la Custodia

Una sola voz que alaba a Dios: entrevista al director del coro de la Custodia

Vinculado a una tradición centenaria, el coro de la Custodia de Tierra Santa acompaña algunos de los momentos litúrgicos más importantes del año, entre ellos, la misa del anuncio de Dios que se hizo hombre, que tiene lugar en Belén la noche de Navidad.

Desde el año pasado, dirige el coro Jamil Freij: nacido en Jerusalén, Jamil es tenor y profesor de canto. Una vida dedicada a la música.

«Es realmente extraño, pero al mismo tiempo muy estimulante, convertirse en director del coro del que he formado parte desde que tenía 15 años. Mi trayectoria académica empezó en el Magnificat, la escuela de música de la Custodia, para continuar después en el Conservatorio Pedrollo de Vicenza, con el que nuestra escuela tiene un convenio. Cuando el año pasado fray Alberto Joan Pari, director del Magnificat, me pidió que dirigiera el coro, en pocos meses pasé de ser corista a afrontar el gran reto de liderar esta realidad que considero un elemento imprescindible de la liturgia».

Otra perspectiva

«Como director, entendí que es necesario cambiar de perspectiva: acostumbrado como cantante a centrarme en mí mismo y mi voz, este papel me obliga a abrirme a los demás, a escuchar, a gestionar todas las partituras, a crear una única voz que acompañe estos actos, momentos verdaderamente especiales, sobre todo aquí en Tierra Santa. Creo que uno de los mayores desafíos es el de “crear” el coro, es decir, encontrar miembros que se comprometan a largo plazo a sentirse parte de esta realidad. Actualmente el coro de la Custodia está compuesto por unos 25 integrantes procedentes de distintos países: hay árabes locales, voluntarios franceses, y también italianos, alemanes, monjas y frailes. Hay un ambiente muy bonito y estimulante precisamente por su diversidad. Cantamos sobre todo el latín, pero también en árabe e italiano».

Los tiempos fuertes del coro

«El coro de la Custodia concentra su actividad principalmente en dos grandes acontecimientos litúrgicos: la Nochebuena y la Semana Santa en Jerusalén. También nos piden acompañar las festividades solemnes de San Francisco, San Antonio y Pentecostés. Por supuesto, la misa de Navidad que se celebra a medianoche en Belén es una misa muy famosa y querida, ya que es una misa “internacional”, trasmitida en streaming directo a todo el mundo. Pero la Semana Santa representa para el coro el trabajo más exigente porque las numerosas celebraciones que se suceden tienen características únicas: por eso el repertorio tiene que ser particular y amplio. Tenemos una gran responsabilidad: ayudar a los fieles a vivir de manera íntima los tiempos fuertes del misterio cristiano».

El repertorio

«No sé si es correcto decirlo, pero creo que se puede afirmar que el repertorio también forma parte del “status quo”. Me refiero a que en las fiestas mayores de Navidad y Pascua hay himnos que ya son tradición, como “Christus factus est” (Offerimus ergo tibi) de Ignaz Mitterer, que siempre ha estado en el repertorio de Semana Santa. Al mismo tiempo, hay muchas piezas creadas y arregladas por fray Armando Pierucci, organista del Santo Sepulcro, fundador del Magnificat, y conocido intérprete y compositor. Fray Armando ha escrito mucho para estos actos litúrgicos y hoy sigue estando disponible para hacer arreglos de piezas demasiado complicadas: por ejemplo, el pasado Viernes Santo cantamos su composición sobre la “pasión”. Siempre he tenido un vínculo especial con fray Armando, mi maestro, que me ha visto crecer, estudiar, graduarme y convertirme en docente».

¿Será posible organizar el desplazamiento de todos los miembros del coro a Belén para la misa de Navidad?

«Todo está preparado para la misa de medianoche: hemos trabajado bien durante estos últimos meses. Claro está que la situación es inestable debido al conflicto y esto nos obliga, pocos días antes de Navidad, a no saber todavía si podremos viajar a Belén ni cómo. Pero estamos seguros de que encontraremos una solución porque la presencia del coro no es secundaria.  Sabemos que la línea adoptada este año por las Iglesias de Jerusalén es la de una Navidad “sobria” y no ostentosa, pero la nuestra no es solo una participación “festiva”: nuestra tarea es acompañar a los creyentes en la liturgia y en la oración. El coro es parte integral de la celebración y es importante que “guíe” a los fieles, que los involucre.  Este año he decidido incluir cantos muy conocidos como come “Silent nox”, “Adeste fideles” y “Tu scendi dalle stelle”, además del “Gloria in Excelsis Deo”, en árabe, con el que esperamos abrir, con alegría y exaltación, la Misa del Gallo en Belén».

Silvia Giuliano