Solidaridad franciscana con los cristianos del sur del Líbano

Solidarietà francescana con i cristiani del Libano meridionale

Cada domingo, fray Toufic Bou Mehri se sube a su coche y recorre los 30 kilómetros que separan Tiro de Deir Mimas. El pueblo cristiano se encuentra a dos kilómetros de la ciudad israelí de Metula. A pesar del fuego diario de la artillería y la aviación israelí en la zona fronteriza, el superior del convento franciscano de Tiro continúa celebrando misa para las 11 familias de rito latino que aún quedan.

Desde el 7 de octubre de 2023, el “partido de Dios” libanés afirma formar un frente de solidaridad con Hamas, desviando de la franja de Gaza al menos una parte de la capacidad militar de Israel. A cambio, el Estado judío ataca las bases de la milicia chiíta en el sur del Líbano.

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Esta guerra de baja intensidad [hasta el momento] ha provocado, en el bando israelí, la muerte de ocho civiles y 19 soldados y la evacuación de unas 60.000 personas. En el bando libanes, al menos 100 civiles y 337 combatientes de Hezbollah han muerto, mientras que más de 90.000 personas han abandonado la zona fronteriza.

«En Deir Mimas, la gente no tiene otro sitio a donde ir, por falta de dinero», explica fray Toufic que, durante sus viajes, notó que el pueblo cercano a Kfarkela había sido «arrasado casi completamente». Un misil impactó en el cementerio de Deir Mimas, provocando la apertura de varias tumbas.  «Hicieron falta unos diez días para poder verificar el estado del terreno, debido a los drones israelíes que sobrevolaban la zona todo el día, buscando combatientes de Hezbollah», dice el franciscano.

Deir Mimas domina el río Litani, que fluye más abajo en el valle donde se esconden los milicianos. «A los que apoyan a Hezbollah se les paga»., explica fray Toufic. «Los demás han perdido interés por la política a causa de la inestabilidad y las crisis recurrentes. Solo quieren vivir y comer. Desde 2019, la situación económica en el Líbano es muy difícil, porque todo está bloqueado y cerrado. Mientras que en el resto del país la vida es “normal”, en el sur la gente muere de miedo y la pobreza está ganando cada vez más terreno».

Desde hace varios meses, fray Toufic distribuye, él solo, verduras frescas en algunos pueblos del sur. «Es peligroso, no quiero arriesgar otra vida además de la mía», sonríe el fraile. La financiación de esta ayuda fue posible gracias a una llamada del obispo latino del Líbano (el vicario apostólico de Beirut, monseñor César Essayan – ndr) y al apoyo de la asociación Pro Terra Sancta, una ONG adscrita a los franciscanos de la Custodia. Además de los alimentos, los frailes también se encargan de algunos alquileres. 

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Establecida en Tiro desde 1860, la Custodia de Tierra Santa sobre todo asegura su presencia entre la población católica de rito latino. La escuela del convento cerró sus puertas en 2005. A los franciscanos solo les quedó la responsabilidad de la pastoral y algunas actividades sociales, como el apoyo escolar.

Nombrado superior de la comunidad – que solo cuenta con otro fraile – en 2022, fray Toufic se lanzó a las obras de reestructuración.  Así, las campanas de la iglesia de San Antonio de Padua volvieron a sonar, tras permanecer en silencio durante treinta años debido al óxido que comprometía la estructura metálica en la que estaban colgadas.

El campanario recibió de nuevo un tejado digno de ese nombre después de los daños causados por una tormenta hace unos años. La mitad de los 30.000 dólares necesarios para cubrir la reconstrucción fueron aportados por las fuerzas de intervención de las Naciones Unidas en Líbano (Unifil). La inauguración del campanario renovado tuvo lugar el 13 de junio pasado, con motivo de la festividad de San Antonio de Padua.

Gracias a la generosidad de un benefactor [del principado] de Mónaco, fray Toufic también transformó la antigua escuela en una casa de acogida, convirtiendo las aulas en habitaciones. «Algunas monjas ya han reservado para un retiro espiritual». También podremos recibir grupos de catequesis, se entusiasma el superior.

En el país de los cedros, los franciscanos también están presentes en Beirut, Harissa y Trípoli, en una pequeña comunidad latina.

No se ha realizado ningún censo nacional en Líbano desde 1932 hasta la actualidad. Pero los cristianos [católicos en su mayoría] representan hoy solo aproximadamente un tercio de la población total, que supera los 5 millones de habitantes. Las estadísticas oficiales de la Santa Sede indican que a finales de 2006 había en el país 1.413.652 católicos maronitas.

Cécile Lemoine

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