El sábado 3 y el domingo 4 de octubre, la comunidad franciscana de San Salvador se reunió para celebrar la solemnidad de San Francisco. Presididas ambas por el Custodio de Tierra Santa fray Francesco Patton, las celebraciones solemnes se retrasmitieron online en los perfiles sociales de la Custodia y en las páginas del Christian Media Center.
Según la tradición, la primera liturgia tuvo lugar la tarde del 3 de octubre que este año, como en 1226, cayó en sábado. “Toda la vida de Francisco es un camino de seguimiento del Señor Jesús, en el que se dejó moldear – nos sugiere Celano – por la Palabra de Dios, por los encuentros que tuvo y por los acontecimientos de su vida, incluidas las enfermedades”, explicó el Custodio en su comentario a la lectura de las primeras vísperas. “Toda la vida de Francisco fue una lucha continua para evitar ser absorbido por la mentalidad del mundo y para aprender a amar a sus hermanos hasta el final, es decir, de modo pleno, hasta entregarse a sí mismo, como Jesús. Toda la vida de Francisco fue un tránsito, es decir un camino pascual, para llegar preparado al último instante y así poder acoger la muerte cantando en lugar de con temor y desesperación, con la mirada luminosa vuelta al cielo”. Durante la celebración, los frailes profesos temporales renovaron sus votos por otro año, poco antes de la lectura del pasaje evangélico del tránsito directamente de las Fuentes Franciscanas, contenido en la “Legenda Maior” de San Buenaventura (FF 1241 - 1242 - 1243).
La mañana del domingo 4 de octubre, la liturgia fue la de la misa solemne en la iglesia de San Salvador. También esta vez presidió el Custodio de Tierra Santa, que se centró en la experiencia de fraternidad de San Francisco y su compromiso por “reparar” la Casa del Señor, pasando de los muros de una iglesia real a la renovación de la Iglesia.
“Restaurar la Iglesia no es el sueño de los ingenuos, sino la visión de quien está inspirado por Dios y experimenta que, si Cristo murió para santificar a su esposa, la Iglesia, nosotros estamos llamados a amarla y repararla en lugar de criticarla y destruirla”, dijo fray Patton en su comentario al evangelio. “Si Cristo en la cruz derramó su sangre por la multitud, es decir, por toda la humanidad, nosotros estamos llamados a hacer todo lo que podamos “para atraer a todos a su amor” (Pater 5: FF 270) y a fomentar todo aquello que reconcilia en lugar de lo que divide a las personas, culturas y pueblos. La llamada de Francisco es la nuestra”.
Entre cantos de alegría, los franciscanos concluyeron la celebración de la mañana. La solemnidad terminará con las segundas vísperas, la tarde del 4 de octubre.
Giovanni Malaspina