El 9 de noviembre, en el Monte Nebo, se inauguraron los nuevos mosaicos dedicados al profeta Elías, obra del artista italiano Antonio Vaccaluzzo. Esta creación artística se encuentra dentro de una de las dos capillas secundarias, adyacentes al santuario franciscano, realizadas por el arquitecto Osama Hamdan. Dedicada al profeta Elías, la capilla de la izquierda ahora alberga estos mosaicos que narran, a través de imágenes evocadoras, algunos de los momentos más significativos de la vida del profeta.
La ceremonia de inauguración estuvo presidida por el Custodio de Tierra Santa, fray Francesco Patton, que celebró la misa y bendijo los nuevos mosaicos. Concelebraron el vicario custodial, fray Ibrahim Faltas, el guardián del convento, fray Bernard Thilagarajah y fray Giovanni Claudio Bottini, del Studium Biblicum Franciscanum. Entre los fieles se hallaban presentes varios diplomáticos, lo que muestra la importancia de este evento también a nivel internacional.
Los mosaicos representan cuatro episodios clave de la vida de Elías. Las imágenes, cargadas de simbolismo, invitan a la reflexión y a la contemplación. El ábside con vidrieras de la capilla ofrece una vista general de la Tierra Santa, subrayando el profundo vínculo entre el profeta, el lugar y la historia bíblica.
La decisión de dedicar los mosaicos al profeta Elías, figura central de las tres religiones abrahámicas, adquiere un fuerte significado a la luz del conflicto que azota la región desde hace un año. Como subrayó el Custodio en su homilía, Elías es un símbolo de fe inquebrantable y de defensa de la justicia, un ejemplo para todos aquellos que buscan la verdad y la paz.
“El profeta Elías es un profeta que une y reconcilia, incluso en las religiones monoteístas que se remontan a Abraham. Inspirándonos en el profeta, pedimos al Señor que sea rechazada la guerra como medio para solucionar las disputas entre pueblos y naciones y que no lluevan del cielo más misiles ni bombas, que se deje de asesinar a personas inocentes. Pedimos que haya una profunda reconciliación, no solo entre generaciones, sino también entre los pueblos y los creyentes de todas las religiones, para poder vislumbrar un futuro de paz”.
Los mosaicos, en este sentido, lanzan un mensaje universal de esperanza y reconciliación, especialmente importante en un momento histórico marcado por conflictos y divisiones.
Al entrar en la capilla, te envuelve una atmósfera de profunda espiritualidad. La luz que se filtra a través de la vidriera ilumina los mosaicos, realzando su belleza y la riqueza de los detalles. Como afirmaba fray Bernard Thilagarajah, guardián del convento del Monte Nebo: “La capilla permanece siempre abierta, para que todos puedan venir y experimentar la belleza y la espiritualidad de este lugar”.
Los nuevos mosaicos del Monte Nebo representan una obra de arte de gran valor, pero también son una invitación a la reflexión y la oración. Un lugar donde los peregrinos de todas las religiones pueden encontrar paz y admirar, como Moisés desde la cima del monte, la belleza de la Tierra Santa.
Lucia Borgato