Al finalizar la Navidad todavía hay tiempo para celebrar un nacimiento: el Studium Biblicum Franciscanum (SBF), la escuela de Sagrada Escritura y arqueología bíblica de la Custodia de Tierra Santa, cumple 100 años.
Algunos profesores y alumnos del Studium Biblicum y algunos frailes franciscanos del convento de la Flagelación, donde tiene su sede el Studium, celebraron este aniversario con un momento de recuerdo y oración que tuvo lugar la tarde del 7 de enero, el mismo día en que se inauguró el Studium. Por otro lado, los días 15 y 16 de enero tendrá lugar en Roma una conmemoración más amplia, que incluye una audiencia con el Papa y un congreso en la Pontificia Università Antonianum de Roma, de la que el Studium es una facultad en la actualidad.
Un regalo para la Custodia
En su “Diario de Tierra Santa”, fray Ferdinando Diotallevi, Custodio de Tierra Santa en la época de inauguración del Studium y uno de sus grandes apoyos, anotaba lo siguiente en la fecha del 7 de enero de 1924: “Una vez establecido el programa, se decidió que el estudio se abriría en el hospicio de la Flagelación y la inauguración se fijó para hoy a las tres de la tarde. Intervinieron los padres del discretorio y muchos otros padres y clérigos de San Salvador. El padre Custodio leyó el discurso de apertura, seguido de otro del padre lector, Gaudenzio Orfali (...). Con la apertura de esta escuela se satisface una necesidad real de la Custodia”.
Después de cien años “estamos aquí para dar gracias por este regalo de Dios”, afirmó el guardián del convento de la Flagelación, fray Giuseppe Gaffurini, al abrir la celebración comunitaria del 7 de enero. “Si la Custodia ha sido siempre considerada la perla de las misiones de la Orden de los Frailes Menores, podemos considerar el Studium como una de las expresiones singulares de la Custodia, que lo nutre y lo cuida”.
Una historia que continúa
Intervinieron brevemente la profesora Elisa Chiorrini, elegida recientemente para el cargo de Secretaria del SBF y fray Giovanni Claudio Bottini, profesor emérito y archivista del SBF. Este último retomó algunos párrafos del discurso de apertura del SBF pronunciado por el entonces Custodio Diotallevi (el original se encuentra todavía en los archivos del SBF) y recordó algunas de las figuras que a lo largo del tiempo contribuyeron a construir y dar a conocer el Studium, entre ellas dos beatos – fra Martín Lozano Tello e fra Gabriele Allegra – y el Custodio Frediano Giannini, que en 1901 ya hizo un intento de abrir la escuela, pero no era el momento adecuado. A ellos se unieron muchas personalidades destacadas, nombradas por fray Bottini, junto con “otros muchos trabajadores de la viña”.
Con la ayuda de Dios y un poco de buena voluntad, finalmente hemos llegado a este día tan esperado que en la historia de la Custodia de Tierra Santa marcará no solo una época sino también una fecha memorable, porque se ha llenado un vacío implorado por muchos, sentido por todos (…). El nuevo estudio cumplirá su tarea si no se conforma solo con áridas especulaciones, sino que las combina con el espíritu de la oración, porque desde ella, y solo por ella, como nos enseña nuestro seráfico doctor San Buenaventura, podremos alcanzar la comprensión de las verdades más sublimes.
(del discurso de inauguración del SBF pronunciado por el Custodio de Tierra Santa, fray Ferdinando Diotallevi, 7 de enero de 1924)
Estudio y oración
A los breves discursos conmemorativos siguió la oración comunitaria de Vísperas, presidida por fray Rosario Pierri, decano del Studium Biblicum. Tras la lectura, tomó la palabra brevemente para subrayar el nuevo método introducido por el SBF, que aún hoy tiene “una aproximación a la Escritura original” que se presenta como una exégesis “muy cercana al texto”.
Fray Pierri destacó también el vínculo entre los estudios bíblicos y la evangelización: “No trabajamos solo para la Academia, sino para los pobres, para los peregrinos que vienen a Tierra Santa, para desmenuzar para ellos la Palabra y llevarles el mensaje de amor que Dios quiso trasmitirnos mediante la Sagrada Escritura”. Después del acto en la iglesia hubo un momento de convivencia entre todos los presentes. “Recordando los comienzos de esta maravilla realizada por Él, damos gracias al Señor y le rogamos que culmine lo que Él inició”, dijo el guardián del convento.
Marinella Bandini