Se abre la causa de canonización de Sor María de la Trinidad

Con la publicación del Edicto y la Carta a toda la diócesis, firmada por el Patriarca Latino de Jerusalén, se abre la fase diocesana del proceso de canonización de la monja clarisa.

Suor Maria della Trinità / Louisa Jaqes

Se abre en Jerusalén la causa de canonización de sor María de la Trinidad (nacida Louisa Jaques), clarisa del monasterio de “Santa Clara”. El anuncio se hizo el 29 de noviembre de 2024, fiesta de todos los santos de la familia franciscana.

En esa fecha, el Patriarcado Latino de Jerusalén publicó la Carta a toda la diócesis y el Edicto, firmados por el patriarca, cardenal Pierbattista Pizzaballa. Con estos documentos se comunica de manera oficial a todos los fieles la apertura de la causa y se dan a conocer las normas y requisitos para que esta pueda proceder correctamente.

Sor María de la Trinidad

Suor Maria della Trinità
Sor María de la Trinidad en Jerusalén

Louisa Elisa Jaques nació el 26 de abril de 1901 en Pretoria (actualmente Sudáfrica) y creció en Suiza. Su padre era un pastor calvinista. Su madre murió pocas horas después de dar a luz. Débil de salud, vivió una juventud atormentada en cuerpo y espíritu. A los 25 años experimentó una profunda crisis existencial que culminó en la “noche de la conversión”, entre el 13 y el 14 de febrero de 1926. Desde entonces sintió una “irresistible atracción por el claustro”. Recibió el bautismo en la Iglesia católica el 19 de marzo de 1928. Tras muchos intentos de vida religiosa, el 20 de junio de 1938 entró en la comunidad de las clarisas de Jerusalén con el nombre de María de la Trinidad. A partir de enero de 1940, por obediencia a su confesor, empezó a escribir sus notas espirituales (los pensamientos que la voz divina hacía resonar en su interior), que concluirían en la publicación “Coloquio interior”. El 8 de diciembre de 1941 se ofreció como víctima a Jesús Eucaristía, entregándose sin reservas a la oración, la adoración y la caridad fraterna. Afectada por fiebres tifoideas, murió el 25 de junio de 1942 y fue enterrada en el cementerio del monasterio.

La carta

El patriarca recibió “con gran alegría” la petición de las Hermanas Pobres de Santa Clara de Jerusalén de iniciar el proceso de canonización de sor María de la Trinidad, que formó parte de esa comunidad durante cuatro años (1938-1942). Tras anunciar los pasos formales que llevaron a la apertura de la causa, el patriarca pide a los fieles que “acompañen con la oración este nuevo don, que estamos seguros dará frutos no solo para la Iglesia de Jerusalén sino también para toda la Iglesia universal”.

El edicto

Con la publicación del Edicto, el Patriarca invita a “todos y cada uno de los fieles a comunicar directamente o hacer llegar al Patriarcado Latino de Jerusalén (Latin Patriarchate Road, P.O.B 14152, Jerusalem 9114101 - chancellery@lpj.org) todas las noticias de las que se puedan inferir elementos favorables o contrarios a la fama de santidad de la llamada Sierva de Dios”. A efectos de reunir todos los escritos que se le atribuyen, “ordenamos a quienes los posean que remitan con la debida diligencia a la Curia del Patriarcado cualquier escrito que tenga como autora a la Sierva de Dios”, especialmente “manuscritos, diarios, cartas y cualquier otro escrito privado”.

Clarisse Gerusalemme
Las Hermanas Pobres de Santa Clara rezan in Jerusalén convent

La causa de canonización

La fama de santidad de sor María de la Trinidad se extendió en todo el mundo, sobre todo con la publicación de “Coloquio interior”. El franciscano Sylvère Van den Broeck, su padre espiritual y confesor empezó enseguida a recoger testimonios e información relacionada con la vida de sor María de la Trinidad. Muerto prematuramente, en 1949, su labor fue continuada por otros padres franciscanos. Entre ellos el padre Alain Marie Dubon consiguió completar la historia autobiográfica de su vocación.  A principios de los años 90, el padre Raphael Bonanno, vicepostulador de la Custodia de Tierra Santa, se encargó del proceso canónico para abrir la causa, pero sin iniciarla. Su sucesor, el padre Sabino de Sandoli, visitó los lugares donde vivió Louisa Jaques, publicando también un folleto con la oración para obtener la beatificación. En 2013, se produjeron los primeros contactos entre las clarisas de Jerusalén y el padre Gianni Califano, postulador general de la Orden de los Frailes Menores. En diciembre de 2022 la comunidad de clarisas de Jerusalén, a petición de muchas partes, expresó al postulador general “el deseo de ocuparse seria y oficialmente de la causa”. En verano de 2023 la comunidad se convirtió en parte Actora (promotora y defensora) de la causa, confiando el papel de postulador al padre Califano. El 2 de febrero de 2024 el postulador nombró como vicepostulador a fray Ulise Zarza, de la Custodia de Tierra Santa. El 19 de marzo firmó el Supplex Libellus (la petición para solicitar la apertura de la causa), que se entregó al Patriarca. El Dicasterio para las Causas de los Santos confirmó la aprobación de la apertura del proceso de canonización el 14 de octubre de 2024 y la Asamblea de Ordinarios Católicos de Tierra Santa votó unánimemente a favor el 29 de octubre. Con la publicación del Edicto comienza la segunda parte del camino, la fase diocesana del proceso.

Sor María de la Trinidad - Entierro en el cementerio de las Hermanas Pobres de Santa Clara in Jerusalén

Una “Pequeña semilla”

Sobre la tumba de sor María de la Trinidad, en el cementerio del convento de Santa Clara de Jerusalén, está grabada una frase: “Que mi pequeña semilla sea plantada en tierra de Jerusalén para que dé frutos a mi Iglesia” (cfr. Coloquio interior, n. 502). “Pequeña semilla” es también el título de la newsletter de los “Amigos de sor María de la Trinidad”. En el número especial publicado con motivo del anuncio de la apertura de la causa de canonización, las clarisas de la comunidad de Jerusalén escriben: “La vida, la figura y el testimonio de sor María de la Trinidad son una lámpara de esperanza encendida en la situación actual, no solo de Tierra Santa, sino para el mundo entero (…): el Señor está ahí, aunque aparentemente parezca ausente. El comienzo del proceso de beatificación es una invitación a levantar la mirada, a ampliar los horizontes y a observar la vida en su dimensión real: la historia, la verdadera, la hacen los santos. La santidad es la fuerza positiva que cambia las cosas desde dentro de manera duradera, para siempre”.

Marinella Bandini

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