La cruz jubilar entra en Belén

El 1 de febrero, en Belén, tuvo lugar un acto jubilar para los religiosos presentes en Tierra Santa, con la celebración solemne de las primeras vísperas de la fiesta de la Presentación de Jesús en el Templo, Jornada de la Vida Consagrada. La oración fue presidida por el Patriarca Latino de Jerusalén, cardenal Pierbattista Pizzaballa, en la iglesia de Santa Catalina, la parte latina de la basílica de la Natividad.

Cruces jubilares en Tierra Santa

En esta ocasión, la cruz jubilar, símbolo del Jubileo 2025, hizo su entrada solemne en la basílica, que es “lugar jubilar” por deseo del Papa. La cruz, obra de la artista española María Ruiz, fue llevada en procesión a lo largo de la nave de la basílica y luego colocada junto al altar e incensada. Como recordó el patriarca, otra cruz se encuentra en la basílica de la Anunciación en Nazaret y otra se expondrá en la basílica del Santo Sepulcro, ambos lugares jubilares junto con Belén.

Los religiosos: testimonio de esperanza y consuelo

Las vísperas se desarrollaron según el rito habitual, con el rezo de himnos y salmos en varios idiomas. En su homilía, el Patriarca subrayó la importancia de la presencia de los religiosos en Tierra Santa y su papel fundamental para mantener viva la comunidad cristiana local.

“El religioso no está inmerso en los asuntos cotidianos como la multitud del templo descrita en el evangelio de Lucas (2,22-40). Por el contrario, como los dos ancianos, inmerso en la oración y en la escucha del Espíritu Santo, es capaz de vislumbrar el paso de la consolación entre nosotros, y nos lo muestra, convirtiéndose así a su vez en consolador”

Continuando con su reflexión, el Patriarca quiso recordar la docilidad como característica distintiva del religioso. Ser dóciles significa saber dar un testimonio humilde y sencillo de entrega de uno mismo, expresar un deseo de escucha profundo, acompañar el dolor y el sufrimiento especialmente de los más débiles, ser capaces de perdonar, decir palabras de consuelo que abren horizontes allí donde todo parece no tener salida. Ser cada día, en la alegría y en el dolor, anuncio de salvación recibida y donada”.

Esperanza para la paz

La celebración concluyó con una invitación a orar por todos los religiosos presentes. El ingreso de la cruz jubilar en la basílica de Belén, con motivo de la festividad de la Presentación del Señor, fue una llamada a la esperanza, tema de este Año Santo. En un contexto marcado por el conflicto, este signo tangible del Jubileo nos invita a no perder la esperanza por la paz en Tierra Santa. 

Lucia Borgato

 

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