La comunidad franciscana en Belén: «Nuestras oraciones diarias por la paz desde el lugar de la Natividad»

La comunidad franciscana en Belén: «Nuestras oraciones diarias por la paz desde el lugar de la Natividad»

La voz firme de fray Luis Enrique Segovia, guardián del convento franciscano de Santa Catalina en Belén, nos llega por teléfono desde la basílica de la Natividad.

La tierra de Jesús, una vez más, vuelve a estar atravesada por la guerra y la violencia y Belén, la “casa del pan”, hoy está aún más lejana. De hecho, en los últimos días se han cerrado los puestos que controlan los accesos a los territorios palestinos y, como consecuencia, todos los trabajadores y quienes diariamente necesitan cruzar la barrera han quedado bloqueados y no pueden moverse.

Preguntamos a fray Enrique como vivieron los primeros momentos del conflicto en la comunidad franciscana de Santa Catalina

«Como todos, escuchamos las sirenas la mañana del sábado pasado (7 de octubre) y enseguida comprendimos que la situación era grave. Por eso, el domingo fray Rami Asakrieh, párroco de Belén, invitó a toda la comunidad parroquial a unirse a la hora santa del lunes: este fue el primer paso para la implicación colectiva en una oración por la paz. Siguiendo las indicaciones del padre Custodio, nuestra fraternidad reza diariamente por todas las víctimas, especialmente por los civiles y los rehenes, y por sus familias».

¿Quedan todavía peregrinos en Belén?

«Este es un asunto realmente doloroso: pude reconocer en los ojos de los peregrinos que se encontraban aquí cuando empezó el conflicto su gran preocupación e incertidumbre porque, de forma inesperada, justo mientras vivían momentos de paz, serenidad y meditación en los santos lugares, se vieron envueltos en esta situación que los conmocionó. Muchos de ellos han quedado atrapados aquí estos días y han vivido momentos de mucho miedo. Los puestos de control están bloqueados y por ahora solo está funcionando con grandes dificultades el de Beit Sahour. Tan solo ayer por la mañana dos grandes grupos de polacos e italianos consiguieron salir hacia Tel Aviv.»

Una atmósfera suspendida

«El ambiente que se respira aquí en Belén es irreal: parece casi la misma situación que vivimos en tiempos del Covid pero, lamentablemente, somos conscientes de que lo que se está viviendo en el país esta vez es mucho peor… La mayoría de las tiendas de recuerdos y restaurantes están cerrados estos días y sabemos bien que en Belén la principal fuente de ingresos son los peregrinos. Evidentemente, las agencias de viaje han cancelado las peregrinaciones. El daño es enorme: por ejemplo, el director de nuestra casa de acogida Casanova, ya había abastecido el restaurante para todo el próximo mes. Todos estos víveres ahora se han repartido a personas necesitadas. La situación genera miedo. A pesar de todo, los santuarios de momento permanecen abiertos precisamente para dar a los pocos peregrinos que quedan la posibilidad de rezar en la basílica, en la Gruta de la Leche y en el Campo de los Pastores».

Las oraciones de la comunidad

«En la iglesia de Santa Catalina y en la basílica de la Natividad, la procesión diaria y las liturgias siguen con regularidad, porque debemos atenernos siempre a las normas del Status Quo: cada cita y cada momento de oración debe ser respetado, so pena de perder el derecho a celebrarlo. Claro, normalmente solemos dirigir a muchos peregrinos en la procesión: sin embargo, estos días somos solo nosotros, los frailes. Aquí en la comunidad somos trece: nos encargamos no solo de la basílica sino también de la Casanova, la escuela, la Casa del Niño y el Campo de los Pastores. Estamos todos unidos en esta vida litúrgica “reducida” y seguimos rezando por la paz y apoyando a los peregrinos y a todas las personas que aún permanecen en Belén».

Silvia Giuliano