El 22 de diciembre, en vísperas de Navidad, en la iglesia de San Salvador de Jerusalén, se celebró la liturgia penitencial organizada por el párroco fray Amjad Sabbara y la comunidad parroquial con motivo del 800 aniversario de la “Navidad de Greccio”.
De hecho, el Santo Padre ha concedido una indulgencia plenaria extraordinaria vinculada al importante aniversario de la comunidad franciscana, para aquellos que hasta el 2 de febrero de 2024 – como establece la Penitenciaría Apostólica – visiten las iglesias a cargo de la familia franciscana en todo el mundo y se detengan en oración ante los belenes.
Presidió la liturgia el Patriarca Latino de Jerusalén, el cardenal Pierbattista Pizzaballa, cuya presencia ofreció consuelo, alegría y esperanza a los fieles locales que, en estos momentos difíciles, también se reunieron en gran número para compartir juntos un momento de oración y de invocación por la paz, unidos a todos los que sufren y a los que se comprometen a romper la cadena de la violencia.
La penitencia también contiene alegría
«Mientras en Tierra Santa la población sigue viviendo jornadas dramáticas y violentas, sentimos la necesidad de volvernos hacia Dios para implorar la paz y la conversión de los corazones – afirmó el cardenal al comienzo de la celebración penitencial –. Cuando pidamos perdón a Dios, recordemos pedir perdón también por los pecados que se están cometiendo contra los hermanos y hermanas de nuestra tierra».
«A pesar de los problemas que estamos viviendo, también debemos expresar nuestra alegría y nuestra gratitud – continuó S.E. Pizzaballa –. El momento de la penitencia también contiene alegría: porque llevar a Dios nuestra fragilidad, reconocer nuestros pecados, significa experimentar Su perdón y Su misericordia, que todos necesitamos».
La alegría en el canto de las tres corales
La alegría del canto resonó en la iglesia durante toda la liturgia, jalonada e intercalada por las voces de las tres corales que animaron la oración con el repertorio tradicional navideño: el Jerusalem Knights Choir dirigido por Hani Kreitem, el coro de la Custodia de Tierra Santa dirigido por Jamil Freij y la Raja'a Band dirigida por Suhail Asfour.
«Damos gracias a los coros que han intervenido – fue el pensamiento que les dirigió el cardenal –. Su presencia da testimonio de la vitalidad y la vivacidad de esta parroquia. Que la Navidad sea tiempoo de alegría y sonrisas en nuestras casas: mi deseo para todos vosotros es que el Señor que viene traiga alegría, consuelo y paz a nuestros corazones, nuestras familias y nuestros hogares».
Silvia Giuliano