Sus cimientos se remontan a hace casi dos milenios y sus muros han visto pasar siglos de historia de la Ciudad Santa. El complejo de Dar al-Consul, en el corazón de la ciudad vieja de Jerusalén, ha recuperado su esplendor después de años de trabajo. La inauguración de las antiguas salas abovedadas y de los nuevos espacios restaurados tuvo lugar el martes 9 de noviembre, organizada por la Custodia de Tierra Santa, que ostenta la propiedad del edificio y ha coordinado las obras. Además del Custodio de Tierra Santa, fray Francesco Patton, se hallaban presentes algunos importantes socios del proyecto, en las personas del Dr. Sven Kuhn von Burgsdorff, jefe de la delegación de la Unión Europea, el Dr. El-Sahakra, Jefe en el país del programa ONU-Hábitat, y el Dr. Imad Al Khatib, Vicepresidente de asuntos de Jerusalén de la Alquds University.
El nombre del complejo deriva de su pasado ilustre: en 1856, de hecho, fue ampliado para albergar el consulado prusiano y la residencia del cónsul. “Dar al-Consul” en árabe significa precisamente “Casa del Cónsul” y así es como se conoce el edificio aún hoy. Situado en un área de aproximadamente 2400 metros cuadrados, está delimitado por la calle Khan El Zeit, donde se encuentran las tiendas del zoco, el mercado de la ciudad vieja, y la calle El Tikkyeh, la vía de entrada.
En la actualidad, Dar al-Consul alberga en los pisos superiores varios apartamentos, destinados a la comunidad cristiana local, además de un amplio espacio en la planta baja, completamente renovado.
Debido a la intensa humedad y al desgaste del tiempo, la Custodia de Tierra Santa decidió, en 2013, emprender obras de restauración tanto en los hogares de las familias como en los espacios inferiores. Gracias al apoyo de la Unión Europea, de las Naciones Unidas y gracias a la colaboración de la Alquds University, Dar al-Consul tiene una nueva imagen y un proyecto ambicioso para su futuro, que implica a la comunidad local y aún más.
“La idea es acoger a peregrinos, para que puedan disfrutar de esta maravilla, pero también brindar un espacio a nuestros jóvenes para que puedan formarse y desarrollar proyectos de realidad virtual y espacios para degustar comida local”, explica fray Ramzi Sidawi, ecónomo de la Custodia de Tierra Santa.
De hecho, el objetivo es hacer de Dar al-Consul un centro turístico, un espacio museístico, una biblioteca o un área comercial o de restaurantes, creando así oportunidades de trabajo para los cristianos locales. Al mismo tiempo, también se convertirá en un centro de formación profesional que ofrecerá a los jóvenes locales servicios de orientación laboral, servirá de incubadora de startups o como espacio para coworking.
El Dr. Sven Kuhn von Burgsdorff, jefe de la delegación de la Unión Europea, expresó su satisfacción. “Será un lugar para los jóvenes palestinos que intentan encontrar su camino y viven en una realidad dura y difícil. Este lugar proporcionará servicios a los jóvenes, pero también a visitantes y peregrinos”.
El Dr. El-Sahakra, responsable en el país del programa ONU-Hábitat, expresó su deseo de que Dar al-Consul sea un centro importante para la ciudad vieja, un lugar para celebrar la cultura palestina, un espacio para desarrollar el liderazgo y el talento de los jóvenes locales.
“Aquí en Dar al-Consul parece que se ve como en una película el pasado de la ciudad vieja de Jerusalén y estamos orgullosos de formar parte de este proyecto con nuestros alumnos”, declaró a su vez el Dr. Imad Al Khatib, vicepresidente de asuntos de Jerusalén de la Alquds University.
“Dar al-Consul no solo guarda las “simples piedras” de Tierra Santa, sino que habla del futuro. Con la conclusión de las intervenciones proyectadas, esas piedras ahora brillan (literalmente hablando) y muestran el escenario del futuro – declaró el Custodio de Tierra Santa –. Los jóvenes, el futuro de esta tierra, ahora pueden dentro de las instalaciones de Dar al-Consul participar en iniciativas, cursos de formación y producciones que añaden valor y experiencia al turismo, religioso o no, de la Ciudad Vieja, lo que a su vez traerá mejoras económicas, progreso y oportunidades para la Ciudad Vieja y Jerusalén en su conjunto”.
El Custodio de Tierra Santa subrayó también la importancia de preservar los hogares de los cristianos locales que viven en Dar al-Consul, para mantener la presencia cristiana en la ciudad vieja, que junto con la musulmana y la judía constituye la identidad de Jerusalén.
Según un informe de la Autoridad Israelí para las antigüedades, en enero de 2019 se realizó una excavación de rescate en Dar al-Consul, tras el descubrimiento de hallazgos durante la inspección. La excavación, financiada por la Custodia y dirigida por David Gellman, con la ayuda de otros miembros de la Autoridad Israelí para las antigüedades, reveló una gruta funeraria excavada en la roca de la Edad del Hierro tardía, que había sido dañada por desastres sucesivos, y restos de una estancia construida en cinco fases de edificación desde el periodo abasí (750 al 1258) hasta el periodo mameluco (1250-1517).
La hipótesis de la Alquds University de Jerusalén es que Dar al-Consul podría haber sido erigida sobre estructuras bizantinas y romanas en la parte este del Cardo Massimo, que mandó construir el emperador Adriano en el 132-135. El edificio habría sufrido varias transformaciones a lo largo del tiempo, de las que dan testimonio los hallazgos arqueológicos.
En la Edad Media, esta zona de la ciudad vieja estaba destinada a los negocios de cambio de moneda, mientras que en el siglo XVI parece que el complejo de Dar al-Consul servía como fábrica de jabón, actividad que habría continuado hasta el siglo XVIII. En el siglo XIX, el edificio se transformaría en establo, antes de pasar a manos del Patriarcado Latino de Jerusalén en 1882, que luego lo trasfirió a la Custodia de Tierra Santa.
Beatrice Guarrera