En la escuela más antigua de Chipre, la escuela de Tierra Santa de Nicosia, es época de cambios: se han renovado algunas instalaciones y otras antiguas se han adaptado para crear nuevas aulas para los alumnos. El Custodio de Tierra Santa, fray Francesco Patton, bendijo los nuevos espacios durante una breve liturgia la mañana del miércoles 8 de diciembre. Reunidos en el patio, los estudiantes empezaron con el tradicional desfile y el himno de la escuela y luego los niños de primaria cantaron algunas piezas musicales. Tras la bendición del padre Custodio, se repartieron a los alumnos regalos especiales de Tierra Santa: pequeñas cruces de olivo, realizadas con la madera procedente de la tierra de Jesús.
La escuela de Tierra Santa de Nicosia es, desde 1646, una de las instituciones educativas más apreciadas de la capital chipriota y se caracteriza por la multiculturalidad de sus alumnos.
En 1913 la escuela fue ampliada, ofreciendo a los alumnos la posibilidad de cursar, además de primaria, también secundaria.
En el pasado se encontraba en unos locales cercanos al convento y la parroquia de Santa Cruz, actualmente zona limítrofe con la parte ocupada por Turquía.
Como consecuencia del aumento de alumnos, en los años cincuenta se construyó una nueva sede en otra zona de la ciudad que, con la ocupación turca y la destrucción de la primera escuela, es la única que se mantiene todavía en pie hasta nuestros días.
En la actualidad, los alumnos tienen de 2 a 18 años y pueden cursar todo el ciclo escolar desde infantil hasta la escuela superior.
“La nuestra es una escuela multicultural, con personas de distintos orígenes: italianos, ingleses, filipinos, griegos, rumanos, búlgaros… Los niños también proceden de matrimonios mixtos en términos de nacionalidad y de cultura y religión”. Así describe el contexto de la escuela FotiniOmiru, de la secretaría escolar.
También la enseñanza de la religión intenta respetar las raíces de cada uno, con la presencia de sacerdotes greco-ortodoxos, latinos y maronitas para la catequesis. Fotini trabaja desde hace tres años en la escuela y forma parte de los más de cien empleados de la escuela de Tierra Santa de Nicosia.
Son varias las actividades que se proponen a los niños y jóvenes, dependiendo de la edad, para tratar temas como la solidaridad y la ecología.
Fray Zacheusz Dulniok, vicepárroco de la iglesia de Santa Cruz y director de la escuela de Tierra Santa en Nicosia, explicó que para los franciscanos es también importante no descuidar el aspecto de la salud espiritual de los alumnos. Por eso, cada Navidad y cada Pascua se programan momentos de oracióncomunitaria.
En la escuela primaria, los niños tienen un docente a tiempo completo y además otros de inglés, música y teatro.
A los nueve años, empiezan a estudiar italiano para poder hablarlo de manera fluida y después, quizá, tener la posibilidad de estudiar en una universidad en Italia.
Entre los proyectos aún en curso en la escuela, está la creación de una gran biblioteca y la apertura de una sección previa a infantil.
En la agitación por la semana de visita del Papa que acaba de concluir, 160 niños de la escuela participaron en la misa en el estadio y ese evento dejará también huella en la vida de los alumnos durante mucho tiempo.
“Llevo al servicio de la Custodia 26 años y desde hace 21 estoy en Chipre – explicó fray Zacheusz –. El año que viene hará ocho años que soy director de la escuela. Es un apostolado muy difícil porque hace falta hablar a los niños en su idioma. De un mundo ateo y secularizado, debemos llevarles hacia el Señor, aunque en esta escuela católica la mayoría sean greco-ortodoxos. Tenemos una relación abiertacon ellos”.
Beatrice Guarrera