En vísperas del Adviento, el Custodio de Tierra Santa, fray Francesco Patton, reflexiona sobre este “tiempo fuerte” de la Iglesia en contexto del actual conflicto en Tierra Santa. “Toda la Historia camina hacia el encuentro con el Señor – dice –, que da sentido a la propia Historia y la redime, la transforma de historia de la miseria humana en historia de salvación”. A continuación, los principales fragmentos de la conversación con él.
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¿Qué significa el Adviento en esta coyuntura histórica tan particular para Tierra Santa?
El Adviento nos hace mirar hacia adelante. No solo al nacimiento de Jesús hace 2000 años – al que la liturgia dedica solo la última semana –, sino sobre todo al hecho de que esperamos Su regreso. En Adviento reflexionamos sobre el hecho de que estar en la Historia significa estar en medio de guerras, persecuciones, pandemias, crisis económicas y, en estas situaciones, ser personas que no se encierran en sí mismas sino que – como dice Jesús – “Cuando empiece a suceder esto, levantaos, alzad la cabeza; se acerca vuestra liberación” (Lc 21, 28). A pesar de todas las dificultades, como cristianos debemos alzar la cabeza, vuelta hacia Jesucristo.
En Tierra Santa, el Custodio de Tierra Santa hace su entrada solemne en Belén la víspera del primer domingo de Adviento. ¿Cómo será este año?
Será una entrada menos solemne desde el punto de vista exterior. Llegaremos a una ciudad donde no hay peregrinos, donde los cristianos no sienten el ambiente de fiesta, donde incluso no habrá iluminación, ni encendido de árboles de Navidad, por una elección de sobriedad y solidaridad con quienes sufren por la guerra… pero realizaremos el gesto tan importante de pasar de Jerusalén a Belén cruzando un muro. Considero que es el gesto más importante. Significa seguir diciendo que incluso un muro se puede cruzar. En un contexto como el que estamos viviendo, adquiere un significado aún mayor.
¿Qué Navidad vivirán los cristianos de Belén?
Las consecuencias de la guerra son evidentes: faltan los peregrinos y, como consecuencia, falta trabajo. Eso hace que la Navidad para las familias de Belén sea cualquier cosa menos alegre. Tenemos que redescubrir las verdaderas y más profundas razones para celebrar. La alegría de la Navidad viene del hecho de que el Hijo de Dios se humilló: no es la alegría del triunfo sino la alegría de comprender la grandeza de un amor que se humilla. San Francisco, en sus escritos, refiriéndose al misterio de la Encarnación y de la Eucaristía dice: “Mirad, hermanos, la humildad de Dios”. Nosotros debemos contemplar la humildad de Dios.
Este año celebramos el 800 aniversario del Belén de Greccio, que también está vinculado a una indulgencia especial concedida por la Sede Apostólica. ¿Cuál es su significado?
La Navidad de Greccio es una celebración muy especial, mediante la cual Francisco nos ayuda a entender, por un lado, el valor de la Eucaristía, y por otro, el valor de la encarnación, poniéndolos en relación. Lo que Francisco celebra en Greccio es la Eucaristía, en un contexto que representa la escena de Belén. ¿Por qué es tan importante la Navidad de Greccio? Porque Francisco – que fue peregrino en Tierra Santa entre 1219 y 1220 – probablemente tuvo la oportunidad de ver la Gruta de Belén y tuvo esta intuición: el Hijo de Dios que se encarnó en Belén naciendo de María es el mismo que se hace pequeño y se ofrece a nosotros diariamente a través de la Eucaristía y, de ese modo, alimenta nuestra vida.
Este año también se conmemora el 800 aniversario de la aprobación de la Regla por el papa Honorio III. El papa Francisco a enviado una carta a toda la familia franciscana para subrayar la importancia de este aniversario. ¿Cuál es su relevancia hoy?
Nuestra Regla sintetiza en apenas 12 capítulos la experiencia evangélica de San Francisco de Asís. Para Francisco, la Regla es el Evangelio y el Evangelio es lo que da forma a la vida del cristiano (y también a la vida del fraile menor). La esencia de la Regla es que el Evangelio da forma a nuestra vida y, si asumimos el Evangelio como llamada y forma de vida, el resultado final es la santidad.
¿Cuál era la actitud de Francisco ante los conflictos de su época y qué nos sugiere ante los conflictos de nuestro tiempo?
Ante todo, Francisco no entra en el conflicto como un combatiente armado. Sus palabras no son violentas, sus actitudes no son violentas, e incluso rechaza explícitamente llevar armas. Va al encuentro del otro reconociendo que el otro no es un enemigo sino una persona, un hermano que tiene el mismo origen y dignidad que yo ante Dios. También me gustaría subrayar la importancia, ante los conflictos, de prestar atención al sufrimiento concreto de la gente, de no convertirnos en “fanáticos” como si hubiese dos equipos que compiten por un trofeo. La guerra siempre es una tragedia con muchos muertos y mucho sufrimiento. Ante esta situación, estamos llamados a tener una actitud de “equicercanía”, como la llama el papa Francisco, una actitud de profunda empatía: debemos sentir el sufrimiento de los demás, unos y otros. Y ayudar a unos a sentir el sufrimiento de otros y viceversa. Solo así se puede pasar de un sufrimiento que genera sed de venganza, resentimiento y odio a un sufrimiento que puede generar compasión, misericordia e incluso vías de reconciliación.
Muchos cristianos piensan en emigrar…
Para permanecer en Tierra Santa las labores de ayuda no son suficientes, estas no ofrecen motivación suficiente. Lo que los cristianos de Tierra Santa deben entender para quedarse es que ser cristianos en Tierra Santa no es una maldición sino una vocación y una misión. Desde este punto de vista no me preocupan mucho las cifras. Jesús empezó con 12 apóstoles, empezó con algo muy modesto, porque esa es la lógica del Reino de Dios. Los pasajes del Evangelio que hablan al pequeño rebaño son pasajes en los que, fundamentalmente, se nos dice “no temáis” porque el valor de una presencia no depende de cuántos seamos.
¿Cuál es la petición de Tierra Santa a los cristianos de todo el mundo?
La súplica a los cristianos de todo el mundo es que recuerden a los cristianos de Tierra Santa – no la Tierra Santa en abstracto, sino que recuerden que aquí tienen hermanos y hermanas, que en este momento están pasando por graves dificultades. Se los llama a expresar comunión a través de la oración, a interesarse por lo que está sucediendo sin ser fanáticos, a una solidaridad concreta. Por nuestra parte, seguiremos cuidando de los cristianos de Tierra Santa de forma concreta, como hemos hecho a lo largo de los siglos, a través de las escuelas, el trabajo y también la ayuda económica en situaciones de necesidad.
Marinella Bandini
