“Quédate con nosotros Señor”: fiesta de los santos Simeón y Cleofás en Emaús

“Resta con noi Signore”: a Emmaus la festa dei santi Simeone e Cleofa

El sábado 23 de septiembre, los franciscanos de Tierra Santa se reunieron en Emaús El Qubeibeh para celebrar a los santos Simeón y Cleofás. Se trata de los dos discípulos que se encontraron con Jesús resucitado mientras, decepcionados por su muerte, volvían de Jerusalén a sus hogares. Con él hicieron parte del camino y, a la entrada del pueblo de Emaús, lo invitaron a quedarse con ellos. Y lo reconocieron al partir el pan. De ahí el nombre del santuario, dedicado a la Manifestación de Nuestro Señor Jesucristo “in fractione panis”.

La celebración

La misa fue presidida por el Custodio de Tierra Santa, fray Francesco Patton. La celebración tiene lugar tradicionalmente a finales de septiembre, cerca de la fiesta religiosa de los santos Simeón y Cleofás (25 de septiembre).  Además de esta peregrinación, los franciscanos van al santuario el lunes de Pascua. Actuó como anfitrión el superior de la comunidad franciscana, fray Zaher Abboud, y el encargado del santuario, fray José María Falo Espés. Durante la misa, fray Darlington Ifedioranma Chidiogo renovó sus votos a manos del Custodio. Los profesos temporales renuevan cada año sus votos el 3 de octubre, tránsito de San Francisco. Fray Darlington los renovó con antelación porque a finales de mes partirá hacia Rodas para su “año de franciscanismo”, durante el cual también estudiará griego. 

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“Quédate con nosotros”

El Evangelio ha conservado para siempre la petición de los dos discípulos a su compañero de viaje, cuya identidad aún no conocían: “Quédate con nosotros, porque atardece y el día va de caída” (Lc 24,29). No es solo una invitación de cortesía a un viajero que corría el riesgo de no encontrar alojamiento para pasar la noche, sino una auténtica invocación, subrayó el Custodio en su homilía. “Es la súplica de la humanidad, de muchos hombres y mujeres, de muchos jóvenes, que han perdido el sentido de su vida, porque han perdido el horizonte pascual de la vida. Es la súplica que nace también de lo más profundo de nuestro corazón, porque necesitamos que el Resucitado camine junto a nosotros”.

En casa de Cleofás

El-Qubeibeh (en árabe “pequeña cúpula”) se encuentra justo al lado del muro de separación entre Israel y los Territorios Palestinos. Según la tradición franciscana, este es el pueblo del que habla el evangelista Lucas. El terreno sobre el que se alza el santuario fue comprado en 1861 por la marquesa y sierva de Dios Paolina de Nicolay y donado a la Custodia de Tierra Santa. Las excavaciones han sacado a la luz los restos de una basílica de época cruzada, que incluye una antigua vivienda, identificada como la “casa de Cleofás”, donde Jesús se quedó con los dos discípulos. En las proximidades se encontraron restos de algunas casas a lo largo de una calle romana.

Testigos del Resucitado

Como recordó el Custodio en su homilía, en el momento en que reconocieron al Resucitado, los discípulos “levantándose en aquel momento, se volvieron a Jerusalén” para contar lo sucedido a los apóstoles. “Quédate con nosotros, Señor” y, te rogamos, haz que podamos permanecer contigo para siempre y, como los discípulos Simeón y Cleofás, poner alas a nuestros pies para convertirnos en testigos de tu resurrección”.

Marinella Bandini

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