Oración en el Calvario por la Exaltación de la Santa Cruz

In preghiera sul Calvario per l’Esaltazione della Santa Croce

El 14 de septiembre, en la capilla de la Crucifixión en el Calvario, se celebró la solemnidad de la Exaltación de la Santa Cruz. Esta festividad es una de las celebraciones más importantes vinculadas a la Cruz de Jesús, junto con la del Descubrimiento de la Santa Cruz por Santa Elena el 7 de mayo y la de la adoración de la Cruz que se celebra el Viernes Santo.  En la basílica del Santo Sepulcro, las vestiduras rojas de los frailes franciscanos, que animaron la misa, recordaron a los fieles la sangre de la pasión de Cristo, muerto en la cruz por la redención del mundo.  El origen de la fiesta de la Exaltación de la Santa Cruz se remonta al siglo IV y aun hoy los frailes de la Custodia de Tierra Santa la celebran en el Calvario.

 “Fulget Crucis mysterium es el versículo propio de este lugar (…), porque desde aquí resplandece el misterio de la Cruz, desde el día en que tuvo lugar la salvación del mundo y de todos los hombres de la historia”.  Así lo afirmaba en su homilía fray Dobromir Jasztal, vicario de la Custodia de Tierra Santa.

Después, el vicario custodial se centró en la importancia del episodio bíblico narrado en la primera lectura, en el que se dice que “como Moisés alzó la serpiente en el desierto, así debe ser alzado el Hijo del hombre para que todos los que crean en él tengan vida eterna” ” (Núm 21, 4-9). “Jesús será levantado del suelo y los hombres verán la sabiduría y el poder de Dios – dijo fray Dobromir –. La hora de la cruz no es un momento de derrota sino de victoria. Jesús en la cruz expresa una nueva sabiduría que es la de hacer que, a través del amor, el dolor se transforme en gloria.  Jesús alzado sobre la cruz expresa un poder nuevo, nunca antes visto, que vence al infierno y libera a los hombres. El amor acepta el dolor y el dolor hace puro el amor”.

Sin embargo, según el vicario de la Custodia, la cruz no salva de manera “abstracta y mágica” sino que es el “camino”, la “vía” por la que Jesús quiere conducirnos, es la “voz” del Padre Creador, en contradicción con la mentalidad del mundo.

Un momento solemne de la celebración fue el de la procesión con la reliquia de la Santa Cruz desde el Calvario hasta la capilla de la Magdalena. El antiguo himno a la cruz, Vexilla Regis, acompañó el rito que concluyó con la adoración por parte de los asistentes.   Para respetar las normas higiénicas debidas a la pandemia del Covid-19, no se podía besar la reliquia, pero los fieles rindieron homenaje con una pequeña inclinación a la Cruz de Cristo, esperanza para quienes creen en Él.

 

 

Beatrice Guarrera

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