Llevar la luz a las naciones

Bendición de los ungüentos perfumados en Betania

“Seis días antes de la Pascua, fue Jesús a Betania” (Jn 12, 1).
También este año los frailes franciscanos acudieron a Betania para bendecir los ungüentos perfumados que se utilizarán el Viernes Santo durante el rito funeral de Cristo celebrado por las parroquias de Jerusalén en el Santo Sepulcro. 

La unción para Jesús

“Es una celebración muy evocadora y significativa. Una celebración que tiene como eje central el gesto de la unción con perfume realizada por María. Por eso, me gustaría pararme a reflexionar simplemente sobre el significado que la unción tiene para Jesús, el significado que tiene para María, y el significado que debería tener para nosotros”.
Con estas palabras, el Custodio de Tierra Santa, fray Francesco Patton, comenzó su homilía durante la celebración.

En el primer canto del Siervo del Señor, ese misterioso personaje profético en el que podemos vislumbrar un esbozo del Mesías, es precisamente el siervo y el elegido, aquel consagrado por la unción del Espíritu Santo para una misión concreta: la de llevar a todas las naciones la ley, la luz y la alianza. El Siervo del Señor, por tanto, está llamado a revelar a todas las naciones de la tierra la voluntad de Dios, a través de su palabra que ilumina y da esperanza a toda la humanidad; está llamado también a hacer que la alianza, es decir, el pacto de amistad con Dios, no sea algo exclusivo que afecte solo a un pueblo en detrimento de los demás, sino algo inclusivo que implique a la humanidad entera.

La unción para María

Después, el Custodio dirigió su atención a la figura de María, y a su gesto de lavar los pies de Jesús con aceites y aromas perfumados y preciosos.
“En el evangelio que hemos escuchado, ante Jesús está María de Betania que, con su gesto, parece ser la única que lo ha comprendido. Ante Jesús, que encarna el amor que se entrega totalmente, ella tiene el valor de realizar el gesto de derramar una cantidad exagerada de aceite perfumado sobre sus pies”.

“[…] María tiene el valor de secar los pies de Jesús con sus cabellos, sorprendiendo y escandalizando a quienes querrían contabilizar y racionalizar incluso el amor. Con su gesto, María expresa que el amor es más fuerte, no solo que las convenciones sociales, sino también que las convenciones religiosas. María expresa que el amor es incluso más fuerte que la muerte y, al igual que el aroma del valiosísimo nardo puede llenar de esperanza una casa entera, así el amor puede llenar la vida de cada uno de nosotros, la de nuestras comunidades, la Iglesia y la historia de la humanidad”.

La unción para nosotros

La homilía concluyó con un mensaje para el pueblo de Dios, un mensaje para la Semana Santa que nos preparamos a vivir y celebrar.

“Hoy, ante Jesús estamos nosotros. La Palabra de Dios que hemos escuchado nos habla a nosotros. A veces, quizá también nosotros nos encontramos entre los que se escandalizan por el estilo de Jesús y nos gustaría que resolviera los problemas gritando, golpeando y anulando.
[…] A veces también habla en nosotros la voz de Judas, que no sabe comprender el valor de la gratuidad del amor y utiliza incluso la cuantía de la limosna para encubrir su propia estrechez de corazón.
A veces, como María, logramos sorprendernos a nosotros mismos y a los demás no expresando con palabras nuestro amor por Jesús, sino manifestándolo de forma sorprendente, quizá incluso escandalosa, de manera que revele que para nosotros nada ni nadie es más importante que Él”.

La celebración terminó con la unción de los presentes con los óleos perfumados recién bendecidos, signo de la unión con Cristo, con su funeral, con su nueva alianza y el mensaje que su Pascua significa para toda la humanidad.

Francesco Guaraldi

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