La Marcha Franciscana: “no tengáis miedo de adentraros en las profundidades” | Custodia Terrae Sanctae

La Marcha Franciscana: “no tengáis miedo de adentraros en las profundidades”

El lunes 9 de agosto concluyó la trigésima marcha franciscana, la experiencia de ruta itinerante propuesta por la Pastoral Juvenil de la Custodia de Tierra Santa para jóvenes entre 17 y 30 años.

Iniciada el dos de agosto, con motivo del Perdón de Asís, los aproximadamente 100 jóvenes asistentes recorrieron sesenta kilómetros hasta alcanzar la meta final: el Monte Tabor.

El lema de la marcha era “no tengáis miedo de adentraros en las profundidades” un tema importante en un momento de preocupación global. “Para adentrarse en las profundidades” explicó fray RaffaeleTayem, responsable de la Pastoral Juvenil, necesariamente hay que dejar algo atrás: esto es lo que hemos intentado hacer estos días. No es fácil para un joven dejar todo aquello a lo que está acostumbrado a favor de lo desconocido, pero es la única forma de encontrar a Dios y muchos lo han experimentado”.

Los participantes en la marcha recorrieron la región norte de Galilea, partiendo de la aldea árabe de Horfesh, habitadaprincipalmente por drusos pero con una sólida presencia cristiana. Posteriormente pasaron por Fassouta, pueblo cristiano melquita casi en la frontera con Líbano, para después seguir el curso del río Qern (situado dentro del Wadi Al Qern) hacia la aldea cristiana de Mi'ilya, dondese detuvieron durante tres días para vivirun momento penitencial, con confesión y adoración, pero también de misión en los hogares de los cristianos locales.

“Esta semana ha sido realmente exigente, pero fantástica”, cuenta Maria Abu Elassal, veinteañera de Nazaret. “Llegué aquí con la intención de buscar la voz de Dios, pero he descubierto que su voz siempre haestado presente en mi vida: en la Biblia, en las personas que están a mi lado para apoyarme, en la naturaleza, en las personas que me rodean, en mi corazón. Me siento realmente afortunada por estar aquí”.

Un viaje exterior pero también un recorrido interior, acompañado por varios momentos de celebración y oración.  “En uno de los lugares llevamos en procesión el Santísimo Sacramento y la imagen de la Virgen María por todo el pueblo. Fuimos a saludar y a bendecir a las familias que nos recibieron con entusiasmo, y los jóvenes se involucraron con entusiasmo en todas las iniciativas propuestas” continuó fray Raffaele. A pesar de las dificultades para obtenerlos permisos para los chicos deCisjordania, que redujerona la mitad el número de participantes de esa zona, los jóvenes procedían tanto de Israel como de los Territorios Palestinos, concretamente de Nazaret, KafrKanna (la "Caná" del Evangelio), Jerusalén, Belén, Ramala, Janin y otras localidades.

Nos ha sorprendido la riqueza que estos jóvenes tienen en su interior” explica fray Raffaele. “Mucho dolor, muchas preguntas, muchas experiencias, pero también mucha alegría y ganas de caminar con el Señor”.

También es una experiencia de riqueza la de Eva Saffoury, de veintidós años, procedente de Caná – la ciudad del primer milagro. “Es mi tercera marcha y desde que participé la primera vez organizo mi año en torno a esta experiencia” explica Eva. “En estos días me siento completamente desvinculada de mi vida cotidiana. He aprendido a ser más agradecida, incluso por el dolor, por las adversidades de la vida. He aprendido a dar gracias a Dios por todos sus dones y que las experiencias negativas pueden transformarse en bendiciones”.

En el Monte Tabor, destino final, los jóvenes entraron cogiéndose de las manos, en oración. Precisamente allí concluye la Marcha Franciscana cada año, con los últimos tres días de encuentros y debates. Este año los jóvenes estuvieron acompañados por el Patriarca Latino de Jerusalén, monseñor PierbattistaPizzaballa, para unencuentro sobre la condición de los jóvenes católicos locales y la misa de clausura.

 

Giovanni Malaspina