“La educación es la clave para que los cristianos permanezcan en Tierra Santa”: así lo cree fray Peter Vasko, franciscano de la Custodia de Tierra Santa, que hace 40 años fundó la Franciscan Foundation for the Holy Land (FFHL), con el objetivo de detener el éxodo de los cristianos de Tierra Santa. La fundación, de la que fray Peter es presidente, tiene su sede en Estados Unidos y cuenta con el patrocinio de la Custodia de Tierra Santa.
Así cuenta fray Peter el comienzo de esta aventura: “Desde mediados del siglo XX se produce un continuo éxodo de cristianos desde Tierra Santa, debido a factores políticos y económicos. Muchos líderes cristianos predijeron que, sin ninguna intervención, dentro de 50 años el cristianismo desaparecería de la tierra en la que Cristo fundó su Iglesia. Fue en ese momento cuando la FFHL aceptó el reto de detener este éxodo”.
En reuniones con jóvenes y sus familias a los que se preguntó sobre qué les habría motivado a quedarse en Tierra Santa, “la respuesta aplastante fue que, si hubieran podido conseguir una formación universitaria para asegurarse un trabajo estable, se hubieran quedado”.
La mayoría de las familias no podía pagar los gastos de la educación universitaria de sus hijos. El primer proyecto de la FFHL fue crear becas de estudio para esta finalidad. Los candidatos deben demostrar que son cristianos, tener una nota media alta en secundaria y tener problemas económicos. “Todas las candidaturas son examinadas por un comité de selección y después enviadas a cuatro profesores en Estados Unidos que toman la decisión final de escoger a los ganadores”.
Con el tiempo, la FFHL desarrolló también otros proyectos para apoyar la educación y la formación de los jóvenes cristianos que viven en Tierra Santa. Hoy, la fundación – que recauda cada año unos 1,8 millones de dólares para proyectos educativos – ayuda a estudiantes de primera y secundaria, pero también a los que eligen formación profesional. “Apoyamos a estudiantes que aprenden a ser fontaneros, electricistas, carpinteros… Hemos ampliado nuestra ayuda a los que quieren estudiar oficios en el ámbito de la hostelería, ya sea gestión hotelera, cocina o cursos para convertirse en guías o agentes de viajes”. La FFHL también ayuda a algunos alumnos del Magnificat, la escuela de música de la Custodia de Tierra Santa.
Hasta la fecha, la Fundación ha contribuido a financiar los estudios universitarios de más de 600 estudiantes cristianos, de los cuales 300 ya se han graduado. Esto se hace tanto a través de patrocinios directos de algunos donantes como a través de recaudaciones de fondos más amplias promovidas por la FFHL. Por otro lado, hay más de 750 becas de estudio para escuelas de niveles inferiores y más de 300 disponibles para cursos profesionales. Durante el año académico en curso, la FFHL ayuda a 175 jóvenes cristianos.
Entre los beneficiarios de las becas ya graduados, el 93 por ciento tiene empleo fijo y solo uno se ha trasladado al extranjero. Entre ellos se encuentra Zaki Sahlia, actualmente abogado, responsable del “Departamento de dotaciones” del Patriarcado Latino de Jerusalén. Su familia se encontraba en graves dificultades económicas cuando el tenía solo 13 años y pudo continuar sus estudios gracias a la ayuda de la FFHL. “Abrir mi despacho legal privado especializado en gestión inmobiliaria en Jerusalén fue un sueño hecho realidad gracias al apoyo constante de la FFHL – nos escribe –. Agradezco a los frailes franciscanos sus continuos esfuerzos por ayudar a los necesitados, fomentar la educación y el crecimiento profesional de los cristianos. Quiero expresar mi profunda gratitud a la FFHL y a sus generosos donantes. El apoyo brindado a los jóvenes cristianos para la formación universitaria es un regalo inestimable que favorece el crecimiento profesional y refuerza nuestra fe, en la tierra de Jesús”.
A través del apoyo a los estudios y la educación, concluye fray Peter, “la FFHL quiere ayudar a los jóvenes cristianos a fortalecer su fe, su responsabilidad, su integridad y su compromiso. También queremos cultivar un fuerte carácter moral en nuestros estudiantes, y ser capaces de servir a su comunidad cristiana con habilidad, gracia y compasión”. De hecho, concluye, “estos son los futuros cristianos de Tierra Santa y debemos cuidarlos para que puedan cuidar a otros hermanos y hermanas que viven en esta tierra”.
Marinella Bandini
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