La Cruz y el Amor: se celebra en el Calvario la Exaltación de la Santa Cruz

La Cruz y el Amor: se celebra en el Calvario la Exaltación de la Santa Cruz

El 14 de septiembre, en la basílica del Santo Sepulcro en Jerusalén, los frailes de la Custodia de Tierra Santa, con vestiduras rojas que recuerdan la sangre derramada por Jesús, celebraron la fiesta de la Exaltación de la Santa Cruz. La misa fue presidida, según la tradición, por el vicario de la Custodia, fray Ibrahim Faltas, en la capilla latina del Calvario. Durante toda la celebración, una reliquia de la Cruz estuvo expuesta en el altar, bajo el gran mosaico que representa el momento en que Cristo es clavado en la Cruz.

Los orígenes de la fiesta

La fiesta de la Exaltación de la Santa Cruz tiene su origen precisamente en Jerusalén y está ligada al descubrimiento de la verdadera cruz (Inventio Crucis) por Santa Elena, una fiesta que en Jerusalén se sigue celebrando el 7 de mayo – el único lugar en el mundo ya que en 1960 el papa Juan XXIII suprimió la solemnidad del calendario romano. La fiesta de la Exaltación de la Santa Cruz se celebra el día de la dedicación de las dos basílicas constantinianas construidas – tras el descubrimiento de la Vera Cruz – en el Gólgota (ad Martyrium), y en el Santo Sepulcro (Anástasis), que tuvo lugar el 14 de septiembre del 335.

“Un día de alegría y de gloria”

La fiesta de la Exaltación de la Santa Cruz es “un día de alegría y de gloria”, afirma la introducción a la oración universal. La Exaltación de la Cruz – dijo fray Ibrahim en su homilía – “no es la exaltación del dolor sino la exaltación de la entrega total por los demás. No se trata de centrarse en el sufrimiento de Jesús sino en la entrega total de Jesús como un acto de amor por nosotros que no tiene límites”. Por eso, cada cristiano puede encontrar un sentido en las cruces pequeñas y grandes de su vida y de la vida del mundo, atormentado por guerras, odio y violencia.

Al pie de la cruz

En este día – dijo fray Ibrahim – “el cristiano, al pie de la cruz, pide a Dios el don de la esperanza, la misma que tuvo María al pie de la cruz: el dolor y la muerte no tendrán nunca la última palabra”. Al final de la misa se entonó el antiguo himno “Vexilla Regis” (“Avanzan los estandartes del rey / resplandece el misterio de la Cruz”) y la reliquia de la Cruz fue llevada en procesión hasta la capilla de María Magdalena, donde se llevo a cabo la adoración por parte de todos los presentes.

Marinella Bandini