Jornada en Roma en recuerdo del padre Michele Piccirillo

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Diez años después del fallecimiento del padre Michele Piccirillo, la Universidad Pontificia Antonianum de Roma ha organizado una jornada en memoria del gran arqueólogo, fraile franciscano de la Custodia. El 7 de noviembre, estudiosos, amigos y colegas del padre Piccirillo recordaron su incansable actividad como investigador y su profunda humanidad.

El Custodio de Tierra Santa, fray Francesco Patton, envió para la ocasión un mensaje que se leyó en la sala. «El recuerdo personal que tengo del padre Piccirilo se remonta a los años ochenta, cuando era estudiante de Teología y vivía en el convento de San Bernardo de Trento». El Custodio conoció a Piccirillo con motivo de una serie de conferencias. «Allí fue donde tuve la oportunidad de comprobar personalmente la pasión que animaba al padre Piccirillo en su investigación», dijo fray Patton.
«Me gustaría recordar que Michele era, ante todo, un fraile menor de la Custodia de Tierra Santa que se inspiraba en el sueño de Francisco de Asís – continuó el Custodio –. Y también era un hombre con gran sensibilidad social, capaz de poner en marcha iniciativas que, a través de la dimensión cultural, también creaban empleo y ayudaban a vivir con dignidad».

Varios ponentes intervinieron desde la mañana hasta bien entrada la tarde para recordar al padre Michele Piccirillo: fray Agustín Hernández Vidales ofm, vicerrector de la Universidad Pontificia Antonianum, fray G. Claudio Bottini ofm, decano emérito del Studium Biblicum Franciscanum, el arquitecto Claudio Cimino, exdirector de la escuela de restauración de mosaicos de Madaba, Basema Hamarneh, profesora de arqueología en la Universidad de Viena. Algunas etapas de los trabajos del padre Picirillo fueron repasadas por la doctora Alessandra Acconci, de la superintendencia de Roma, mientras que el profesor Luigi Marino, docente en restauración, habló sobre el Monte Nebo.

Entre los participantes se encontraban también la profesora Chiara Sanmorì, de la facultad pontificia de Teología de Italia meridional, el profesor Bartolomeo Pirone, anteriormente docente en la universidad de Nápoles “la Oriental”, que contó su recuerdo personal de Piccirillo, el profesor Danilo Mazzoleni, rector del Instituto Pontificio de Arqueología Cristiana (PIAC), el profesor Giorgio Ortolani, docente de historia de la arquitectura en la universidad de Roma, el doctor Francesco m. Benedettucci, arqueólogo y director de las excavaciones del tell Al Mashad, la doctora Carla Benelli, de ATS Asociación Pro Terra Santa, conservadora del Terra Sancta Museum, la profesora Leah di Segni, que enseñaba arqueología en la universidad hebrea de Jerusalén, y el doctor Francesco di Nitto, consejero diplomático y amigo del padre Piccirillo.

«Conocí a Michele en 1990, cuando llegué a Tierra Santa», recordó monseñor Pierbattista Pizzaballa, que llegó inesperadamente durante la jornada e intervino al final de las conferencias. «Recuerdo que era un gran trabajador, viajaba con frecuencia y, cuando estaba en casa, se sabía porque trabajaba mucho y también hacía trabajar a los demás – explicó con ironía –. Pero también era muy humano y sabía dar las gracias. Fue mi profesor y yo era consciente de estar junto a una gran personalidad, un hombre de ciencia». Monseñor Pizzaballa contó episodios desconocidos de su vida, como que era un ávido lector, que le pasaba novelas para leer y luego las discutía con él. «El padre Piccirillo, que era un gran fraile del que todos hablaban, el domingo iba a la procesión en el Santo Sepulcro como todos los demás – explicó Pizzaballa –. Creo que el padre Michele no tendrá herederos, fue alguien único. Pero espero que su pasión continúe».

Beatrice Guarrera

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