El 13 de octubre, en varias plazas, oratorios, bibliotecas y museos de Italia, tendrá lugar la “Jornada del Asombro”, una jornada dedicada a regalar ilusión y alegría a todos los niños, especialmente a aquellos que, debido a los conflictos, han sido privados de su derecho al juego y a la despreocupación. Este evento también se celebrará en muchos países afectados por guerras o que se encuentran en situaciones de crisis, brindando momentos de felicidad incluso en las condiciones más difíciles.
“Se llama ‘Jornada del Asombro’ porque el asombro, aunque surja de las cosas más sencillas, como una pompa de jabón, logra poner una sonrisa en el rostro de todos los niños, incluso en los momentos más oscuros”, afirma Lucia D’Anna, profesora del Instituto Magnificat de Jerusalén, la escuela de música de la Custodia de Tierra Santa. Este año, la Jornada del Asombro se ha adelantado al 10 de octubre en el Terra Santa High School de Jerusalén por motivos logísticos debido a la situación local.
“La Jornada del Asombro – explica Lucia D’Anna – es una ocasión en la que los niños tratan de ser felices, reflexionando al mismo tiempo sobre quienes en estos momentos no pueden serlo a causa de la guerra”
Cada año, esta jornada incluye un momento educativo en el que se habla del sufrimiento que viven los niños en entornos de conflictos. El tema elegido este año es el “no juego”: muchos niños, de hecho, no pueden jugar durante la guerra, ya sea porque han perdido sus juguetes como por el miedo que los acompaña.
Lucia y algunas de sus alumnas han preparado actividades musicales para los niños de la escuela infantil, utilizando la música como herramienta terapéutica. “A través de la música, queremos ayudar a los niños a superar sus miedos. A esta edad, muchas veces no saben cómo expresar lo que sienten, pero la música y las artes son belleza, y ver algo bonito hecho específicamente para ellos, aunque sea en un momento difícil, les ayuda a sentirse mejor y más felices”, afirma Lucia.
Aunque Jerusalén, en particular la Ciudad Vieja, no está directamente implicada en el conflicto, los niños que viven allí se ven muy afectados desde el punto de vista psicológico. Asustados, estresados y a menudo preocupados por las dificultades económicas de sus familias, muchos niños no viven una vida cotidiana “normal”. “La Jornada del Asombro, por tanto, es para ellos una oportunidad para poner una sonrisa en sus vidas, que nunca es completamente tranquila. Hemos organizado un espectáculo para que se diviertan y regalarles un momento de alegría”, añade Lucia.
Lucia también cuenta cómo, durante el conflicto, la organización de estas iniciativas fue para ella una forma de terapia: “Durante la guerra, sentí la necesidad de hacer el bien, de ver y contribuir a algo positivo en medio de tanta destrucción y muerte. Quería dar un mensaje positivo a la comunidad local, y la música es quizá uno de los mejores medios para restaurar la esperanza y la belleza en estas situaciones”.
Lucia Borgato