Navidad, uno de los momentos centrales en la vida de Tierra Santa además de uno de los momentos principales para los cristianos. La fecha, para los latinos (la Iglesia católica) es el 25 de diciembre y, en esta ocasión, los ojos y los corazones de los fieles de todo el mundo se dirigen a la pequeña ciudad de Belén, en Judea.
A las 13:30, siguiendo la tradición, entró solemnemente en Belén el administrador apostólico del Patriarcado Latino, monseñor PierbattistaPizzaballa, marcando así el inicio del tiempo de Navidad en Tierra Santa. Acompañado de más de treinta grupos de scout católicos, el arzobispo fue recibido, en el espacio frente a la basílica, por los frailes franciscanos del convento de Santa Catalina y representantes religiosos y políticos. Tras el saludo del párroco, empezó la celebración de las primeras vísperas del día de Navidad, presidida por el administrador apostólico dentro de la iglesia dedicada a Santa Catalina, seguida por la procesión cotidiana de los franciscanos a la Gruta de la Natividad y a la Gruta de San José, en la que participaron los asistentes y seminaristas del Patriarcado Latino de Jerusalén.
Mientras la plaza de la basílica de la Natividad comenzaba a llenarse de fieles locales y peregrinos procedentes de todo el mundo, en el interior se llevaban a cabo los preparativos para la celebración nocturna. Más de 1400 fieles tomaron parte en la celebración. “Este año las solicitudes llegaron a partir de marzo” dice fray TomaszDubiel, responsable del Christian Information Center, que se encarga de la gestión de los accesos a la celebración. “Los participantes vienen en su mayoría de Estados Unidos, de Italia y Francia: cada año asignamos un porcentaje determinado de entradas por país de origen – continúa – son más de cincuenta las nacionalidades representadas esta noche”, sin contar los asistentes en el exterior de la basílica, tanto cristianos como musulmanes. Para la ocasión, el Estado de Israel ha proporcionado 625 permisos a los cristianos residentes en el territorio de Gaza.
El Adviento terminó con el oficio de las lecturas de la solemnidad de Navidad; la emoción y la felicidad eran palpables en el interior de la basílica, y siguieron aumentando hasta la medianoche. En presencia del presidente palestino, MahmudAbás, de representantes de las autoridades palestinas y de los embajadores de diferentes países del mundo, el arzobispo proclamó su homilía. “Que Jesús nació en Belén”, dice monseñor Pizzabala, “no es solo una indicación histórico-geográfica, sino una elección divina” y esta es una de las formas en las que Dios muestra su amor por las ciudades de los hombres, su interés y su cuidado profundo. “El nacimiento del Señor en nuestra ciudad – comenta – quiere encender en nosotros una especie de “pasión política”, suscitar la responsabilidad de cuidar nuestra ciudad y la tierra que habitamos. No para poseerla y ocuparla, sino para transformarla de simple conglomerado urbano al servicio de intereses personales y privados, en espacio y lugar de experiencia de comunión y paz, de relación e intercambio”.
Entre cantos y lecturas, la tradicional celebración de Navidad concluyó para dar paso a la procesión de religiosos y fieles hacia la Gruta de la Natividad donde, siguiendo el Status Quo, se colocó el Niño Jesús en recuerdo y anuncio del día en que Dios dio al hombre Su Hijo, el Emmanuel, Dios con nosotros.
“…hoy, en la ciudad de David, os ha nacido unSalvador, el Mesías, el Señor. Y aquí tenéis la señal: encontraréis un niñoenvuelto en pañales y acostado en un pesebre”.