En Belén brilla una Navidad de esperanza

A pesar de que ha pasado más de un año de guerra, la luz del niño de Belén viene esta noche para iluminar el mundo, es Navidad.

El martes 24 de diciembre, un día soleado recibió al patriarca, cardenal Pierbattista Pizzaballa, en su tradicional entrada en Belén. Como el año pasado, en señal de solidaridad con la población sufriente de Gaza, se prefirió mantener un ambiente más austero y modesto evitando cantos, música y las tradicionales decoraciones navideñas.

Por la Vía de la Estrella

El trayecto de Jerusalén a Belén no sufrió variaciones y se desarrolló como de costumbre. La primera parada fue el convento greco-ortodoxo de Mar Elías. A continuación, la policía israelí escoltó al Patriarca hasta la tumba de Raquel, desde donde entró en Belén. Una vez llegado al principio de la Vía de la Estrella, empezó el recorrido a pie acompañado por varios grupos scout cristianos y por los fieles locales reunidos para la ocasión. Muchos niños estaban presentes para acoger al Patriarca que se detenía encantado para dirigirles saludos y felicitaciones.

El Patriarca: “Pertenecemos a la luz”

Al llegar a la plaza del Pesebre, ante la iglesia de la Natividad, el Patriarca invitó a los fieles a no perder la esperanza en estos tiempos oscuros. “Tened valor, no tengáis miedo, no permitiremos que la guerra anule nuestras vidas” dijo, trasmitiendo también los saludos de los cristianos de Gaza, a quienes visitó los días anteriores.

El mensaje del Patriarca estuvo lleno de paz y esperanza, invitando a los fieles a no dejarse abrumar por la desesperación de la destrucción, sino a ser portadores de la luz de Cristo que nace en Belén.

“En esta Navidad, oremos todos juntos para que la destrucción que hemos visto en Gaza, la destrucción que vemos por todas partes, también en Palestina, no destruya nuestras vidas. Somos más fuertes, pertenecemos a la luz, no a la oscuridad”.

El Patriarca se dirigió después a los peregrinos de todo el mundo, instándolos a no tener miedo y a regresar pronto a Tierra Santa.

El vicealcalde de Belén, Hanna Hanania, recibió al Patriarca en la plaza junto con las demás autoridades militares y civiles. Como prevé el Status Quo, frente a la iglesia de la Natividad esperaban al Patriarca el guardián de la fraternidad franciscana de Belén, fray Luis Enrique Segovia Marín, y representantes de la comunidad greco-ortodoxa y armenia.

Primeras vísperas de la Vigilia

La solemnidad de la Vigilia de Navidad empezó en Belén con la celebración de las primeras vísperas en la iglesia de Santa Catalina. El párroco, padre Rami Asakrieh, dirigió un cordial saludo al Patriarca y a las autoridades presentes. Por la tarde, la procesión hasta la gruta de la Natividad sumergió a fieles y religiosos en una atmósfera de profunda espiritualidad, mientras contemplaban juntos el lugar santo del nacimiento de Jesús.

Recorrer los caminos alternativos del Señor

La misa de Nochebuena comenzó poco antes de medianoche, en la iglesia de Santa Catalina, repleta de fieles locales. Cuando el cardenal Pizzaballa entonó el “Gloria”, anunciando la Navidad, las campanas de la basílica sonaron a fiesta y se descubrió la imagen del Niño Jesús sobre el altar.

En su homilía (aquí el texto completo), el Patriarca reflexionó sobre el pasaje del Evangelio de Lucas, invitando a la comunidad cristiana a seguir el ejemplo de fe testimoniado por la Sagrada Famlia.

“María y José viven la gracia de su Navidad, de la verdadera Navidad, de una forma, en un tiempo y en circunstancias no decididas por ellos o especialmente favorables. Nosotros podemos y debemos, como María y José, como los pastores y los magos, recorrer los caminos alternativos que nos indica el Señor, encontrar espacios adecuados donde puedan nacer y crecer nuevos estilos de reconciliación y fraternidad, hacer de nuestras familias y nuestras comunidades cunas del futuro de justicia y de paz, que ya ha comenzado con la venida del Príncipe de la Paz”.

La invitación a los cristianos de Gaza y Belén: “No perdáis la esperanza”

El Patriarca dirigió un mensaje de cercanía y sus deseos de esperanza a las comunidades cristianas de Gaza y Belén, duramente afectadas por el conflicto en curso.

“Quiero dar las gracias a nuestros hermanos de Gaza, con quienes me he podido reunir de nuevo recientemente. Os renuevo, queridos hermanos y hermanos, nuestra oración, nuestra cercanía y nuestra solidaridad. No estáis solos. Realmente vosotros sois el signo visible de la esperanza en medio del desastre de la destrucción total que os rodea. Pero no estáis destruidos, seguís unidos, firmes en la esperanza. ¡Gracias por vuestro maravilloso testimonio de fuerza y de paz! 

Un pensamiento va también para vosotros, queridos hermanos y hermanas de Belén. También este año ha sido para vosotros una Navidad triste, marcada por la inseguridad, la pobreza y la violencia. El día más importante para vosotros, lo volvéis a vivir con cansancio y a la espera de días mejores. También a vosotros os digo: ¡ánimo!  No debemos perder la esperanza. Renovemos nuestra confianza en Dios”.

Al final de la misa, la imagen del Niño Jesús de la iglesia de Santa Catalina fue llevada en procesión a la gruta de la Natividad y el Patriarca Latino la colocó donde, según la tradición, se encontraba el pesebre: un Niño ha nacido en Belén y, como entonces, hoy todavía llega la Salvación de la humanidad.

Lucia Borgato

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