“No puedo abandonar a mis ovejas: prefiero morir con ellas, si es necesario”
El miércoles 23 de agosto, el Custodio de Tierra Santa, fray Francesco Patton ofm, inauguró en Capadocia (AQ) la capilla dedicada al beato Salvatore Lilli ofm, martirizado en Armenia en 1895.
El recogimiento y la oración caracterizaron las celebraciones que precedieron a la inauguración de la capilla dedicada al beato Salvatore Lilli ofm, en la iglesia de Santa Margarita en Capadocia, el municipio del Abruzzo donde nació el beato.
El Custodio de Tierra Santa, fray Francesco Patton, acompañado del Comisario General de Tierra Santa, fray Sergio Galdi de Aragón y fray Vincenzo Ianniello, fueron recibidos en Capadocia por S.Exc. monseñor Giovanni Massaro, obispo de Marsi y por monseñor Nareg Naamoyan, Exarca del Patriarcado Armenio Católico para Tierra Santa y Jordania, por los alcaldes de los municipios limítrofes, por el cuerpo de carabineros y la banda del pueblo.
Asistió un numeroso grupo de franciscanos de la provincia de San Buenaventura, acompañados por el Postulador General de las Causas de los Santos, fray Gianni Califano y por el padre provincial, fray Luciano de Giusti. La celebración fue íntegramente organizada y dirigida por don Enzo Massotti, Padre espiritual del seminario de Chieti.
Religiosos y autoridades se dirigieron a la casa natal del beato Salvatore Lilli y rezaron recordando su martirio y su fe inquebrantable. Una vez bendecida la casa, la comitiva regresó en procesión a la iglesia de Santa Margarita, junto a la cual se veneró con incienso un altorrelieve de bronce con la efigie del beato, donado por su familia.
En el interior de la iglesia, en la primera capilla a la izquierda, se colocaron unas vitrinas que contienen las reliquias del beato. Para la ocasión, la Custodia de Tierra Santa mostró al público algunas de sus cartas autógrafas y la provincia franciscana de San Buenaventura ofreció a la veneración de los fieles el hábito del beato Salvatore, procedente de España.
Durante la misa solemne, el Custodio concluyó su homilía (aquí el texto completo) con estas palabras: “El beato Salvatore y sus compañeros, al igual que los mártires actuales, son una provocación para cada uno de nosotros, sacerdotes, religiosos y laicos. Son una provocación para nuestra mentalidad que busca la seguridad a toda costa porque tenemos miedo, no solo de morir, sino también de dar la vida. Salvatore y sus compañeros son una provocación para mí y me dicen: si no tienes alguien por quien dar la vida, también te faltará un buen motivo para vivir. Ese alguien, para Salvatore y sus compañeros, igual que para los mártires de hoy, pero también para cada uno de nosotros, se llama Jesucristo”.
Salvatore Lilli nació en Capadocia (Aquila) en 1853 y entró en la Orden de los Frailes Menores en 1870. En 1873 fue como misionero a Tierra Santa. Después fue enviado a Marst, en Armenia Menor, y allí permaneció durante quince años. Tras los levantamientos políticos de los turcos contra los armenios, el 22 de noviembre de 1895 fue arrestado con otros cristianos y llevado a Marash; durante el viaje, fueron invitados muchas veces a renegar de la religión católica y convertirse a la fe de Mahoma, si querían salvar la vida. Ante su decidida negativa, fueron asesinados a golpe de bayoneta, y sus cuerpos quemados en una zona llamada Mujuk-Deresi. Los nombres de los siete fieles armenios mártires junto con el padre Salvatore Lilli son: Baldji Ohannes, Khodianin Kadir, Kouradji Tzeroum, Dimbalac Wartavar, Ieremias Boghos, David David, y Toros David. Fueron beatificados por el papa Juan Pablo II el 3 de octubre de 1982.
fra Sergio Galdi d’Aragona