De la condena a la salvación

Quinta peregrinación cuaresmal a la capilla de la Condena

Con motivo de la quinta peregrinación cuaresmal, el 9 de abril los frailes franciscanos de la Custodia de Tierra Santa se reunieron en oración en el santuario de la Condena, al inicio de la Vía Dolorosa.

La celebración fue presidida por fray Alessandro Coniglio, discreto de Tierra Santa y profesor del Studium Biblicum Franciscanum. Concelebraron fray Giuseppe Gaffurini, guardián del convento de la Flagelación, y fray Piermarco Luciano, vicario de la fraternidad de San Salvador.

La homilía estuvo a cargo de fray Ulise Zarza, formador en el Seminario Teológico Internacional de Jerusalén y profesor de patrística en el Estudio Teológico Gerosolimitano, que este año ha sido encargado de guiar las meditaciones durante las peregrinaciones.

El lugar de la condena y el litóstrotos

El lugar, situado dentro del santuario franciscano de la Flagelación, conmemora las distintas etapas del proceso que condujo a la condena de Cristo a manos del gobernador romano Poncio Pilato, como se narra en el capítulo 19 del evangelio de Juan.

En el interior de la capilla todavía puede verse el pavimento romano, llamado litóstrotos (o suelo enlosado de piedra), que también se menciona en el evangelio de Juan (Jn 19,13).

El pavimento continúa más allá de la carretera hacia la capilla de las hermanas de Sion y tradicionalmente se ha identificado como la zona del patio donde Jesús fue condenado.

El padecimiento del Hijo

Partiendo del recuerdo del concilio de Nicea, fray Ulise se detuvo en el misterio de la creación y encarnación del Hijo para entender plenamente el significado de su Pasión. “Todo el drama de la Pasión está expresado en el credo de Nicea con esta palabra: «Padeció» (pathónta παθόντα); el Hijo de Dios padeció el escarnio, la humillación y la muerte”.

En el litóstrotos, Jesús sufre la humillación debido a la corrupción de la humanidad, representada por Poncio Pilato que, traicionando la verdad, lo condena injustamente.

Libremente abrazó la cruz

El segundo aspecto del pasaje evangélico sobre el que se centró fray Ulise es la libertad de Cristo al abrazar la cruz, que se convierte en el camino de salvación para toda la humanidad.

“No se trata de un simple «levantar o cargar» la cruz, sino que expresa una acción libre y voluntaria. El Hijo de Dios sabe que se ha encarnado para abrazar la cruz por la salvación de los hombres”.

Entre los pecadores, por nuestra santidad

El misterio de la Pasión muestra cómo Jesús no escoge una muerte gloriosa, sino una cruz compartida con los condenados.

“Incluso a la hora de su sacrificio, concluye fray Ulise, el Hijo de Dios quiso ser contado entre los malhechores.  Él fue contado entre los pecadores para que nosotros pudiéramos ser contados entre los santos”.

Lucia Borgato

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