El vínculo entre la Custodia de Tierra Santa y el resto del mundo se mantiene vivo gracias a una red de comisariados (o comisarías) que tienen la tarea de promover la misión de los franciscanos en Tierra Santa. Entre ellos, el comisariado de Washington es el más antiguo de Estados Unidos y recientemente ha celebrado el 125 aniversario de su fundación.
Entre las iniciativas promovidas por los comisariados para apoyar las obras de la Custodia de Tierra Santa, la más conocida es la Colecta pro Terra Sancta o “del Viernes Santo”: ese día, cada año, se recaudan entre los fieles donativos destinados a Tierra Santa. Además, los comisariados organizan peregrinaciones a los Santos Lugares, con la finalidad de promover el conocimiento del “Quinto Evangelio” y permitir a los peregrinos vivir una experiencia auténtica en los lugares de la Encarnación.
También en Estados Unidos, donde el interés por los lugares de la cristiandad siempre ha sido muy alto, la Custodia se sirve del trabajo de los comisariados. En particular, ya desde finales del siglo XIX, Jerusalén ha podido contar con el constante apoyo, espiritual y material, del comisariado de Washington, que tiene su sede en el il Franciscan Monastery of the Holy Land in America (monasterio franciscano de Tierra Santa en América).
Recientemente, el comisariado de Washington promovió una serie de actos conmemorativos del 125 aniversario de su fundación, en los que también participó el Custodio de Tierra Santa, fray Francesco Patton. Para concluir estos eventos de celebración, el 2 de noviembre tuvo lugar la cena benéfica anual, a la que asistieron unas 200 personas, entre ellas el Custodio. La cena es una de las iniciativas que organiza el comisariado de Washington para sensibilizar a los fieles locales sobre la situación de los cristianos de Tierra Santa y sobre la misión de los franciscanos de la Custodia. Un puente de solidaridad que, a lo largo del tiempo, ha visto cómo los fieles americanos respondían con generosidad a las peticiones de Tierra Santa. Un ejemplo destacado es la contribución histórica para la construcción de la basílica de la Transfiguración en el Monte Tabor, que acaba de celebrar el centenario de su dedicación. Actualmente, ese vínculo de solidaridad sigue vivo y se manifiesta a través de una contribución destinada no solo al mantenimiento de los santuarios, sino también al sostenimiento de las obras sociales.
La cena benéfica fue precedida de una misa celebrada por el Custodio. En su homilía, fray Patton insistió en la relación entre el amor a Dios y el amor al prójimo. “El misterio de la Encarnación nos empuja a reconocer a Cristo en cada ser humano, en el prójimo”, dijo recordando la misión de proximidad de los franciscanos con la humanidad sufriente de Tierra Santa. La cena benéfica fue, por tanto, no solo una ocasión para hacer balance sobre la misión de la Custodia, sino también para expresar la propia vocación como cristianos y ayudar de manera concreta al prójimo. También hubo espacio para un momento de agradecimiento y reconocimiento, con la entrega de la medalla “Grato Animo” a fray James Gardiner, conocido como padre Jim. Este honor se otorga a quienes se distinguen por su generosidad hacia la Tierra Santa. El padre Jim, miembro de la familia religiosa de los Franciscanos de la Expiación, presta servicio desde hace 14 años en el Franciscan Monastery de Washington, contribuyendo también a la misión del comisariado con la labor de acompañamiento de los peregrinos americanos a Tierra Santa.
Filippo De Grazia