Visita del Custodio de Tierra Santa al Comisariado de Washington DC (EE.UU.)

Los frailes del convento de Washington DC inauguraron el mes de noviembre acogiendo la tradicional misa y cena de gala, en la que participó el Custodio de Tierra Santa, fray Francesco Ielpo. Llegado a su decimoquinta edición, este evento benéfico culmina con la entrega del máximo reconocimiento de la Custodia a quienes se han distinguido especialmente en la ayuda a la misión de los frailes de Tierra Santa: la medalla Grato Animo. En el evento también participó una delegación del Magnificat Institute de Jerusalén, que este año celebra sus primeros 30 años. La participación de fray Ielpo en la cena coincide con su primer viaje a los Estados Unidos en su papel de Custodio de Tierra Santa.

Este año, la medalla fue entregada por el Padre Custodio a monseñor Paul Loverde, obispo emérito de Arlington, Virginia, Estados Unidos, por el apoyo que durante décadas ha ofrecido incansablemente en favor del Monasterio Franciscano y de Tierra Santa. Esta iniciativa representa una importante oportunidad para Jerusalén de construir puentes con esta realidad custodial de ultramar y de recoger los frutos solidarios de la siembra silenciosa llevada a cabo por esta comunidad de frailes.

A lo largo de los años, la cena de gala ha reunido a numerosos participantes que, con generosidad, han respondido al llamado de los franciscanos y han apoyado, a distancia y mediante peregrinaciones, la labor de los frailes en Tierra Santa. El encomiable trabajo que los frailes de Washington realizan durante el año para sensibilizar sobre la misión en Tierra Santa encuentra en esta noche una respuesta importante de solidaridad y cercanía a la causa.

Fray Francesco Ielpo es el tercer Custodio que participa en esta iniciativa, después de Pierbattista Pizzaballa y Francesco Patton. Durante la cena, fray Ielpo agradeció a los amigos y benefactores por su apoyo, que permite mantener la presencia franciscana en la región a través de la educación, la unidad y el cuidado de los Lugares Santos. Relató el testimonio de una familia de Belén ayudada a permanecer en su tierra, símbolo de cómo la generosidad transforma el miedo en esperanza. A pesar de las dificultades, los frailes continúan su misión de servicio, educación y diálogo. Finalmente invitó a todos a mantenerse cerca, a difundir la misión y a invertir en la educación, fundamento de la paz.

También fue conmovedora la intervención del protagonista de esta noche de solidaridad, monseñor Loverde, quien habló a la audiencia visiblemente emocionado. Loverde reafirmó que todos podemos ser "copartners" de los misioneros franciscanos de Tierra Santa, porque todos estamos llamados a apoyarlos material y espiritualmente. Esta ayuda es fundamental para que los frailes permanezcan en su tierra de misión, ya que "los pastores nunca abandonan a su rebaño".

Tres músicos del Magnificat Institute de Jerusalén animaron la velada interpretando diversas piezas. Desde 1995, esta academia musical, situada en el corazón de la Ciudad Vieja de Jerusalén, hace hablar, mediante el lenguaje universal de la música, a quienes de otro modo no se hablarían. Los tres músicos, Fadi Sabat (piano), Tetyana Belster (violín) y Hadeel Sabat (flauta), fueron acompañados por el Secretario custodial y director del mismo Magnificat, fray Alberto Pari.

Aunque la cena de gala fue la principal razón del viaje de fray Ielpo a los Estados Unidos, el Custodio aprovechó la ocasión para visitar la realidad del convento y del Comisariado allí establecidos, reunirse y dialogar con los aproximadamente veinte miembros de la comunidad, y hacer balance sobre el presente y el futuro de este lugar estratégico de misión. Interrogado al respecto, fray Ielpo dijo haber encontrado una comunidad sorprendentemente viva, a pesar de la elevada edad media, donde se respira un auténtico clima de fraternidad, la oración es cuidada y las relaciones son sinceras. El Custodio subrayó haber percibido un ambiente profundamente franciscano y quedó impresionado por la laboriosidad de los frailes, incluidos los ancianos, que continúan testimoniando un espíritu entusiasta.

El domingo 2 de noviembre, el padre Francesco Ielpo presidió nuevamente la misa en presencia de numerosos fieles que acudieron a la solemne conmemoración de los difuntos. Por la tarde, los tres músicos del Magnificat se presentaron en la iglesia del Monasterio Franciscano ante decenas de espectadores entusiasmados. Las notas de su actuación calentaron los corazones de los presentes y, a través del lenguaje universal de la música, transmitieron un mensaje de paz y esperanza.

Filippo De Grazia

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