Vigilia del Domingo de Ramos, entre Betfagé y el Sepulcro | Custodia Terrae Sanctae

Vigilia del Domingo de Ramos, entre Betfagé y el Sepulcro

Jerusalén, 16 de abril de 20111

Bendición de los ramos para la comunidad india

Los cristianos de origen indio en estas tierras forman una comunidad viva y numerosa. Hombres y mujeres -vistiendo algunos sus coloridos trajes tradicionales, mezclados con otros tantos al estilo occidental-, niños y recién nacidos en los brazos de papá y mamá, multitud de jóvenes... los indios se han reunido en Betfagé en el día anterior al Domingo de Ramos.

Guidados por su capellán, fray Jayaseelan, han rezado juntos dentro y en los alrededores del santuario que conmemora el lugar desde donde Jesús se puso en camino, montado en los lomos de un burro, hacia Jerusalén.

Detrás de la pequeña iglesia, a la derecha, hay una gran plaza; hacia allí se ha dirigido el grupo de indios para participar en el rito de la bendición de las palmas, cantando y rezando en su lengua materna.
"Es una bendición estar aquí, en los lugares por donde caminó Jesús. Y no es algo casual sino más bien providencial". Así se ha dirigido el Custodio de Tierra Santa, fray Pierbattista Pizzaballa, a la comunidad india. “No es fácil vivir la propia fe en un contexto no cristiano, lejos de casa, con el pensamiento en los familiares que están lejos. Rezamos también por ellos aquí, en el lugar que vio los pasos de Jesús, unos pasos que estamos llamados a seguir”.





De commemoratione ingressus Domini in Ierusalem

En los alrededores del santuario de Betfagé se encuentra el barrio cristiano de San Francisco, una zona joven y moderna compuesta por sesenta y siete familias llegadas aquí hace sólo algunos meses. A finales del mes de septiembre del año pasado, los cristianos latinos que ocupan hoy estas casas de piedra blanca recibieron por primera vez las llaves de sus nuevas viviendas. Un proyecto inmobiliario éste en el que la Custodia ha invertido y se ha comprometido por otros veinte años. Uno más de tantos ejemplos de su cercania a los cristianos de Tierra Santa, no sólo en el plano espiritual sino también en el social.

A las nueve la mañana de este sábado estaban también presentes los vecinos del barrio de San Francisco para asistir a la celebración, que ha cerrado el ciclo de las peregrinaciones con la solemnidad “De commemoratione ingressus Domini in Ierusalem”. Ante la pintura mural que representa a Jesús a lomos del burro dirigiéndose hacia la Ciudad Santa, junto a la piedra en la que -según la tradición- Cristo apoyó los pies para subir al lomo del animal, fray Marcelo Cichinelli ha presidido la ceremonia. Junto a él, como primer celebrante, estaba el Vicario custodial - fray Artemio Vítores - y el guardián de Betfagé - fray Casimiro Frapporti.

“Hoy somos como el pueblo que sale a la calle para acoger al Rey Pacífico -ha recordado a todos los presente fray Marcelo en su homilía-, que llega montado en un asno y viene a sellar con su obediencia al Padre el pacto de la nueva alianza, la paz definitiva entre Dios y los hombres. Hoy y mañana celebramos su llegada, alegres por sus milagros. Pero Él no se contenta sólo con nuestros ramos, nos pide y necesita que cada uno de nosotros lleve sobre sí, como el asno, su palabra y su cruz”.





Entrada solemne y procesión de los latinos en el Santo Sepulcro

A las 14:30 h. (las 13:30 h. del Sepulcro, en donde no rige la hora legal) las puertas de la Basílica que alberga la Tumba de Cristo se han abierto para la entrada solemne de los cristianos de rito latino, en este último sábado de Cuaresma antes del Domingo de Ramos y de la Semana Santa. Los frailes de la Custodia han acompañado e introducido al lugar sagrado a S. E. Mons. William Shomali, obispo auxiliar del Patriarcado de Jerusalén, junto al clero de la ciudad y los seminaristas. La entrada de los latinos ha estado seguida -según la escrupulosa reglamentación que lo regula- por la de las demás comunidades cristianas locales (los griegos ortodoxos, los coptos, los siríacos y los armenios), que también este año, como ya sucedió en 2010, celebran la Pascua el mismo día que los católicos romanos.

Una vez completado el ingreso de todos los grupos han dado comienzo los distintos ritos, al mismo tiempo unos y otros, en un “caos” sonoro que siempre llama la atención de los numerosos peregrinos.

Al sonido del órgano, con cantos según van pasando las estaciones y con velas encendidas entre las manos, se desarrolla la procesión de los latinos en la Basílica. Los tres giros alrededor del edículo del Sepulcro dirigen a los fieles al final de este momento que, junto a la vigilia de esta noche, nos llevan, en este tiempo de Cuaresma, a los días en los que se conmemorará la Pasión y muerte de Cristo, para culminar con la Resurrección.


Texto de Serena Picariello
Fotos de Marco Gavasso