El Viernes Santo, la Basílica del Santo Sepulcro se convierte más que nunca en el corazón de la Jerusalén cristiana. Desde el amanecer, muchos grupos de fieles se reúnen en el patio esperando entrar para participar en la Liturgia de la Pasión, en el altar del Gólgota... Es decir: junto a la roca en la que "estuvo clavada la salvación del mundo", la cruz de Cristo