Un Pentecostés particular para el Guardián del Monte Sión | Custodia Terrae Sanctae

Un Pentecostés particular para el Guardián del Monte Sión

Hoy es Pentecostés y estamos en el Monte Sión, en Jerusalén. El Guardián del Monte Sión es el Custodio de Tierra Santa, cuyo título exacto es precisamente “Guardián del Monte Sion y del Santo Sepulcro”. Este domingo, 23 de mayo de 2010, en las segundas vísperas de la fiesta de Pentecostés celebradas en el Cenáculo, el Custodio de Tierra Santa, Pierbattista Pizzaballa, en el mismo lugar del que es Custodio en nombre de toda la Iglesia católica y universal, no sólo ha presidido las vísperas solemnes sino que también ha sido reconfirmado –continuando en su cargo- como 162º Custodio de Tierra Santa. El primer Custodio de Tierra Santa fue nombrado allá por el año 1219.

En nuestros días, y de acuerdo con los estatutos de la Custodia, el Custodio es elegido por el Definidor general de la Orden franciscana y después es confirmado por la Santa Sede, tras un proceso electoral en el que los frailes de toda la Provincia de Tierra Santa señalan tres nombres al Definidor. Cada Custodio recibe su nombramiento por un período de seis años y puede ser eventualmente reconfirmado por otros tres años. Esto no ocurría desde hacía varios decenios.

El anuncio oficial de este nombramiento llegó ayer, sábado 21 de mayo. El Visitador canónico, Rvdmo. padre Francesco Bravi, lo anunció en el refectorio del convento de San Salvador –el cuartel general de la Custodia- mientras la Santa Sede publicaba oficialmente el decreto.

Según las indicaciones del Visitador general, la toma de posesión del cargo se produciría durante la celebración de las vísperas en el Cenáculo. El día anterior, al finalizar la celebración de las primeras vísperas de la fiesta por la fraternidad de San Salvador, el Custodio de Tierra Santa había pronunciado su profesión de fe y el juramento de fidelidad a la Iglesia en el ejercicio de sus funciones.

Este domingo de Pentecostés la noticia de su reconfirmación había dado ya la vuelta por toda la Ciudad Vieja de Jerusalén y así, muchos fieles y algunos caballeros del Santo Sepulcro se habían acercado a la misa pontifical, alegres de que estuviera presidida por el mismo y renovado Custodio.

A pesar de que la solemnidad de la elección de un nuevo Custodio prevee algunas celebraciones especiales –como la entrada solemne en la ciudad de Jerusalén, en el Santo Sepulcro, el Cenáculo o en Belén-, el Custodio ha querido que estas celebraciones transcurriesen con simplicidad. Las mismas terminaron ayer en San Salvador con un ágape fraterno en el patio de la Curia custodial.

El Capítulo custodial, que comenzará el próximo 5 de julio, constituye la próxima etapa de este nuevo mandato. Durante el capítulo se elegirá al Discretorio –una especie de consejo de administración de la Custodia- el cual elegirá al vicario custodial.

En la entrevista que el Custodio ha concedido al Franciscan Media Center, ha declarado que quiere seguir con sus actividades sobre las bases trazadas hace ya seis años, corrigiéndolas si fuera necesario e insistiendo sobre todo en la formación de los jóvenes religiosos del seminario y la de los jóvenes cristianos de las escuelas de la Custodia, en la animación espiritual de los Santos Lugares, y sobre los esfuerzos desarrollados en la administración de la Custodia.

El Custodio ha pedido que la Custodia se abandone siempre, y sobre todo, a la Divina Providencia en su servicio a la Tierra Santa y a las comunidades locales, una tierra y unas comunidades de las que no es propietaria. Ha pedido también que la Custodia crezca en la unidad, que no significa uniformidad.

Le deseamos también nosotros que, acompañado de nuestras oraciones y recibiendo el don del Espíritu Santo en el mismo Cenáculo, el Custodio de Tierra Santa pueda llevar a cabo su mandato del mejor modo y que toda la Iglesia de Tierra Santa pueda beneficiarse de los frutos del Espíritu Santo.

Mab