Transformar un campo de batalla en un campo de paz | Custodia Terrae Sanctae

Transformar un campo de batalla en un campo de paz

El miércoles 31 de octubre nos encontramos de nuevo en el convento franciscano situado a orillas del río Jordán. Aquí, la asociación Halo Trust trabaja desde 2011 en la eliminación de las minas de estos territorios. Ese día, el Custodio de Tierra Santa, fray Francesco Patton, fue invitado a visitar el lugar, que ya se considera un área saneada.

Este terreno, en el que ya desde 1641 se realizaba una peregrinación anual, fue adquirido por la Custodia en 1932, pero solo en 1965 se construyó en él una pequeña iglesia que fue encomendada a los frailes de Jericó que aseguraban su apertura para los peregrinos. Debido a la guerra de 1967 entre Israel y Jordania, que afectó muy de cerca al área, los frailes fueron obligados a huir precipitadamente del convento, abandonando la zona que nunca se recuperó y que estaba rodeada de un campo minado de 55 hectáreas. Treinta y tres años después de esos acontecimientos, en 2000, se abrió un acceso para permitir la visita del papa Juan Pablo II.

En 2011, las autoridades israelíes realizaron una primera rehabilitación de los terrenos para hacer la zona accesible a los peregrinos, pero solo en enero de 2018 la asociación Halo Trust centró su interés en este territorio concreto. “Las operaciones en el lugar del bautismo se iniciaron activamente el 11 de marzo de 2018 – declaró Ronen Shimoli, Program Manager de Halo Trust“. Cuando entramos, durante las labores de desminado de este edificio, recuerdo una cruz apoyada en la mesa, rodeada de polvo, abandonada así desde los primeros años 70, las fotos del Custodio y del Papa colgadas en la pared y muchos otros pequeños objetos que demuestran que la gente venía y rezaba aquí”. Trabajar en este lugar es un verdadero desafío pero también un honor, comentaba Shimoli emocionado, confirmando que saber que este lugar tan importante será rehabilitado es algo que le llena de alegría, a él y a los 24 trabajadores que proceden de tres diferentes partes del mundo: Georgia, Israel y Palestina.

En esta fecha, el Custodio de Tierra Santa, fray Francesco Patton, hizo su primera entrada en el sitio, acompañado por fray Sergei Loktionov, responsable de la oficina técnica y del archivo custodial. “Desminar un campo – afirmaba fray Patton – es siempre algo bueno porque significa transformar un campo de batalla en un campo de paz. Este es un lugar vinculado al bautismo de Jesús; con la eliminación de las minas esperamos poder restaurarlo y recuperarlo para poder también impulsar la peregrinación a este lugar”. Fray Loktionov aseguraba que el proyecto preliminar y ejecutivo para que los peregrinos visiten el sitio está en vías de desarrollo gracias al equipo de la oficina técnica, formado por ingenieros y arquitectos. “Este sitio está ligado al bautismo de Jesús – comentó el Custodio – por eso con el desminado esperamos poder restaurarlo y recuperarlo con el fin de fomentar las peregrinaciones también aquí y quizá algún día también será posible cruzar de esta a la otra orilla, la jordana”.

El cruce: un gesto que – recordó fray Patton – se refiere a lo que sucede en el bautismo pero aún más, recuerda la entrada del pueblo de Dios en la Tierra Santa de Jordania, un gesto sobre el que se lee en la Biblia, cuando se habla del paso de Elías o de Eliseo, así como del de Jesús o de los apóstoles, que se movían con libertad de una a otra orilla.

Según las previsiones de Halo Trust, muy pronto unos 30.000 metros cuadrados de superficie estarán libres de minas.


Giovanni Malaspina