Tradiciones en torno a san Esteban | Custodia Terrae Sanctae

Tradiciones en torno a san Esteban

Como es tradicional, el 26 de noviembre los frailes franciscanos de Jerusalén se acercan hasta el presunto lugar del martirio de san Esteban, un convento ortodoxo en el Valle del Cedrón que mira hacia Getsemaní y la Tumba de María. El padre Epifanio, con una gran sonrisa y mucha afabilidad, ha sido el encargado de acoger a los peregrinos.

Los franciscanos, a los que se han unido numerosos peregrinos, han recordado la memoria del santo con la celebración de un oficio en el que se han leído pasajes de los hechos de los apóstoles que se refieren al testimonio del santo. A continuación, fray Eugenio Alliata, del Studium Biblicum, ha hablado a los presentes sobre el lugar en que se encontraban y lo que se podía observar en él. Describiendo los grandes frescos murales, ha hablado de la tradición que sitúa la lapidación de Esteban sobre la roca que protegen esos cuatro muros.

  • Un fresco representa la imposición de manos por parte de los apóstoles sobre los siete jóvenes diáconos.
  • El otro fresco representa la profesión de fe de Esteban delante de los doctores del templo que, basando su acusación en las palabras del santo sobre Jesús, le conducen finalmente hasta una roca fuera de la ciudad para lapidarlo. “Son pocos los peregrinos de la antigüedad que mencionan la roca; algunos la colocan al norte de la ciudad”, ha precisado fray Eugenio.
  • El tercer fresco representa el descubrimiento de las reliquias del santo en la ciudad de Cafargamala, a 25 kms. de Jerusalén.


“Tenemos testimonios escritos por un sacerdote de la época llamado Luciano que escribió una carta a toda la cristiandad para hacerla partícipe de este descubrimiento. Tuvo una revelación en un sueño en el que vio el lugar en donde excavar para encontrar no sólo las reliquias de san Esteban sino también las de Nicodemo y Gamaliel, que habían ayudado a sepultar al mártir. Esta es la razón por la cual podemos observar aquí la representación del sueño. Juan II de Jerusalén, sucesor de Cirilo de Jerusalén, interpretó este sueño y ordenó que empezaran las excavaciones.

Una vez encontradas las reliquias del mártir, Juan II las trasladó triunfalmente a Jerusalén depositándolas sobre la Santa Sión, allí donde había recibido la imposición de manos por los apóstoles, el 26 de diciembre del año 415. Las reliquias fueron identificadas gracias a distintos milagros, el último de los cuales, y el que más nos interesa este año, fue el de la lluvia, de forma improvisada, después de un largo período de sequía”. Esperando la lluvia, tan necesaria estos días en Jerusalén, fray Luis García, guardián de Getsemaní, ha invitado a toda la asamblea a compartir el famoso chocolate caliente que hace fray Rafael, para alegría de todos.

Mab