Tel Aviv: 2553 aniversario de Buda | Custodia Terrae Sanctae

Tel Aviv: 2553 aniversario de Buda

Dos monjes, uno canadiense, Ven. Rathanasiri, y otro austriaco, Ven. Seelawansa, han venido para animar a la comunidad budista de Sri Lanka en Israel –cerca de 4.000 personas- con ocasión del 2.553 cumpleaños de Buda.

El sábado 9 de mayo, a primera hora de la mañana, los fieles se han acercado hasta el palacio de los deportes Bet Dani, en el barrio de Tikva, en Tel Aviv, para asistir a un encuentro de oración. Yo también he sido invitado por algunos amigos de la embajada cingalesa.

Entrando en el palacete me ha sorprendido la presencia de los fieles, todos vestidos de blanco, sentados por el suelo, recogidos en oración y atentos a las palabras de los dos monjes, también ellos sentados aunque en sillas colocadas en alto, en un palco, desde donde guiaban la oración y la meditación de los textos sagrados.

A pesar de que era muy temprano, el campo del palacete estaba lleno de gente. Durante todo el día, el número ha ido aumentando, reuniendo a cerca de 1000 personas llegadas de todas las partes de Israel.

Me han invitado a comer con ellos, en un sitio separado. He comido con ellos arroz y vegetales condimentados con especias picantes y utilizando, según su uso, la mano derecha como cubierto.

Intercambiando algunas palabras con ellos, se llega a la conclusión de que lo esencial de las religiones es el amor, pero esto depende de los criterios de valor de cada uno. Lo que debe acompañar al amor es la compasión hacia el prójimo, hacia el otro. Sólo de esta manera el amor se transforma en realidad. Me acordaba ahora de los textos bíblicos donde se recoge este aspecto, y sobre todo de la piedad de Jesús hacia el hombre.

Me invitaron a decir unas palabras a la comunidad cingalesa reunida allí. Con los pies descalzos, en señal de respeto hacia el lugar que se ha convertido en sagrado por la oración, he presentado la figura de san Francisco, testigo del Absoluto, el espíritu de Asís, los encuentros de los representantes de las distintas religiones tan deseados por el papa Juan Pablo II, y a todos les he deseado Paz y Bien.

Me he quedado todavía un poco más de tiempo intentando participar en espíritu en su oración en la lengua sagrada Pali, usada para la redacción del canon budista, Tipitaka, y adoptada oficialmente por el budismo de Sri Lanka. Esta lengua la entienden sólo los budistas. Podríamos decir que es casi como el latín eclesiástico de antaño.

En este encuentro han participado también algunos católicos. Por otro lado, muchos budistas vienen a rezar a nuestra iglesia de san Antonio. En señal de profundo respeto, me han hecho sentarme en una silla. Frente a mí, sentado en el suelo junto a los demás fieles cingaleses, en primera fila, estaba el embajador de Sri Lanka.

Fray Arturo Vasaturo ofm
Director de la escuela de secundaria de Tierra Santa