Solemnidad de la Visitación: Todos a Ain Karem | Custodia Terrae Sanctae

Solemnidad de la Visitación: Todos a Ain Karem

Jerusalén, 31 de mayo de 2011

Ain Karem, a pocos kilómetros al oeste de Jerusalén, es un pueblecito en el que la tradición sitúa la casa de Zacarías y de su mujer, Isabel. Aquí nació Juan el Baustista. Hasta aquí vino María, tras el anuncio del ángel, para visitar a su prima encinta y glorificó al Señor con las palabras del {Magníficat}: “El Todopoderoso ha hecho obras grandes por mí y su nombre es santo”.

Las palabras del “Magníficat”, traducidas a una gran cantidad de idiomas, recubren el muro que rodea el patio del santuario de la Visitación, obra del arquitecto Antonio Barluzzi y que data del año 1939. En este mismo lugar se erguía, en la época bizantina, una capilla dedicada al Bautista, que se libró de la matanza de los inocentes. Aún se conserva, en la cripta actual que constituye el nivel inferior del santuario, la piedra donde, según el texto del evangelio apócrifo de Santiago, el pequeño san Juan fue escondido y salvado por un ángel. Tras la devastación que siguió a la conquista árabe, en la época cruzada se reconstruyó la capilla transformándola en una cripta y edificando sobre ella una basílica. La zona, devastada y abandonada de nuevo, fue rescatada por los franciscanos en 1679. Aquí, la mañana del martes 31 de mayo, el padre Custodio, fray Pierbattista Pizzaballa, ha presidido la misa solemne que celebra el encuentro entre la Virgen e Isabel.

“En nuestra propia vida está la salvación -ha recordado el Custodio en su homilía-, porque Dios ha elegido venir a nosotros, habitar en nosotros. Isabel y María son dos mujeres que se han dado cuenta de esto y lo reconocen la una en la otra. Reconocen que su propia historia ha sido objeto de la atención de Dios, que Dios ha observado y ha dado vida allí donde era imposible que la vida naciera. El evangelio es también reconocer que la presencia de Dios en la vida del hombre no puede darse fuera de las relaciones humanas porque tenemos necesidad del prójimo para reconocer el paso de Dios”.

En el transcurso de la celebración, además, han sido investidos los frailes candidatos a los ministerios del Lectorado y del Acolitado. A los primeros se les ha entregado el libro de las Sagradas Escrituras, mientras que a los últimos, que desempeñarán la misión de ocuparse del servicio del altar, se les ha entregado un cáliz.


Texto de Serena Picariello
Fotos de Marco Gavasso




Lee la homilía del Padre Custodio en la Solemnidad de la Visitación