Se clausura la Domus Ecclesiæ en Kfar Shemhariahou | Custodia Terrae Sanctae

Se clausura la Domus Ecclesiæ en Kfar Shemhariahou

Después de tres años se ha clausurado la Domus Ecclesiæ que el Sr. Dada Olisa tan gentilmente había acogido en la embajada nigeriana de Kfar Shemhariahou, un barrio residencial al norte de Tel Aviv.

Ha sido un momento de alegría y, al mismo tiempo, de tristeza. Fray Toufik Bou Merhi ofm, párroco de Jaffa, ha entregado en nombre del Custodio, fray Pierbattista Pizzaballa, la medalla Grato Animo, medalla con la que la Custodia de Tierra Santa rinde honor a las personas que se han distinguido en ayudarla a desarrollar su misión en estos Santos Lugares.

Ha sido una ceremonia muy conmovedora. Fieles indios, americanos y filipinos se han unido al párroco para manifestar su común reconocimiento a este embajador nigeriano que con tanta simplicidad ha puesto a disposición, durante tres años, su propia casa para que se pudiera celebra la misa festiva de la tarde de los sábados, en la que participan los cristianos que trabajan en Kfar Shemhariahu, Nof Yam y en Herzeliyya. De hecho, durante estos tres años, tras la clausura del America International School, la casa del embajador se convirtió en la Domus Ecclesiae para los cristianos que, como en tiempo de los apóstoles, se reunían en una casa para celebrar la Eucaristía. Ha sido un poco como separarse de una persona que nos ha amado como lo hace un buen padre.

Tras la misa se hicieron unas fotos para inmortalizar el momento siguiendo luego el recibimiento que habían preparado los propios fieles en un salón de la residencia, momento en el que se ha saludado y se han dado las gracias de forma muy calurosa y afectuosa al embajador. Nos sentimos como si fuéramos una sola familia, primero unidos en la Eucaristía y luego en el ágape fraterno.

Esta comunidad heterogénea, compuesta de fieles de distintas nacionalidades y de trabajadores extranjeros no sabe a dónde irá a rezar. Ha agradecido calurosamente al embajador, y al pueblo que éste representa, su generosidad. Ahora, siguen confiando en el Señor, que conoce bien su necesidad de un lugar en el que poder reunirse una vez a la semana, cantar sus alabanzas y renovar en Él el ánimo y la esperanza. ¡Que el Señor le bendiga!

Fray Arturo Vasaturo ofm