Santa Teresita en Jerusalén. Las Iglesias católicas unidas en la devoción por la santa de Lisieux | Custodia Terrae Sanctae

Santa Teresita en Jerusalén. Las Iglesias católicas unidas en la devoción por la santa de Lisieux

Jerusalén, 10 de mayo de 2011

Nueve días en Jerusalén y después, la entrada en Belén. Las reliquias de santa Teresita del Niño Jesús están en Tierra Santa desde hace casi dos meses. Llegaron a Tel Aviv el 14 de marzo, fueron recibidas oficialmente el día 16 y han visitado distintos lugares hasta que volvieron a Jerusalén el pasado 2 de mayo, cuando los frailes de la Custodia las acompañaron hasta el monasterio de las clarisas.

Santa Teresita ha visitado a los cristianos de la Ciudad Santa, reunidos devotamente ante la santa de Lisieux una etapa tras otras hasta su marcha, ayer, a la vecina Belén. Desde allí, la peregrinación de las reliquias seguirá por nuevos lugares -el 24 de mayo estará en Gaza- hasta finales de mes.

El sábado pasado por la tarde, las calles de la Ciudad Vieja se iluminaron para acompañar la procesión de las reliquias con antorchas y velas. Teresita, desde San Salvador, fue llevada hasta la Iglesia melquita. Poco antes se celebró una misa en su honor presidida por el arzobispo maronita Mons. Paul Nabil Sayyah, un momento con sabor ecuménico -en la Iglesia latina, aunque celebrado según el rito maronita- que invitó al recogimiento a todas las parroquias católicas de Jerusalén. La iglesia de San Salvador, llena hasta arriba de familias y niños -muchos de ellos vistiendo el uniforme scout, preparados para desfilar más tarde en procesión- ha saludado con alegría a la santa, cuyas reliquias han recibido numerosas visitas de devoción durante toda la jornada.

Durante la homilía se ha presentado el ejemplo de santa Teresita a los cristianos de Jerusalén como un camino a seguir: “Nadie puede decir que no puede ser como ella. ¡Debemos intentarlo!”.

“Santa Teresita vencía el mal y las dificultades con la oración y la acción, haciendo con amor incluso las cosas más pequeñas, ofreciéndolas para la gloria de Dios. Dentro de poco volverá a Francia pero no debemos olvidar su ejemplo. Hoy, debemos rezar para que todos, grandes o pequeños, pobres o ricos, recordemos siempre que Dios está a nuestro lado y sepamos vivir la vida a la luz de cuanto nos enseña la santa. Pidamos la fuerza para ser capaces, como ella hizo, de dar testimonio de Jesús a quien no lo conoce”.

Texte de Serena Picariello

Photographies de Marco Gavasso