Santa Teresita de Lisieux llega a Tierra Santa | Custodia Terrae Sanctae

Santa Teresita de Lisieux llega a Tierra Santa

Jerusalén, 16 de marzo de 2011

Las reliquias de Santa Teresita del Niño Jesús de la Santa Faz llegaron a Tierra Santa ayer por la mañana, a las 9:30, al aeropuerto Ben Gurión de Tel Aviv.

En la ceremonia de recepción ha participado una pequeña asamblea entre la que había jóvenes del Carmel School de Haifa, representantes de los carmelitas, religiosos y religiosas de diversas órdenes, obispos y eclesiásticos que han participado en una pequeña ceremonia litúrgica de bienvenida.

La organización, bella, simple y atenta, ha estado organizada por el padre carmelita Abdo Abdo, párroco de la parroquia de san José de Haifa, que ha cuidado hasta del más mínimo detalle. Estaba también presente el párroco de Jerusalén, fray Feras Hejazin ofm, que está colaborando en este gran evento.

Teresa, que entró jovencísima en el convento carmelita de Lisieux, no estuvo nunca en Tierra Santa, el lugar donde se encarnó aquel "Jesús que quería ser amado", como escribía en su diario de vida interior y que se publicó posteriormente con el título: "Historia de un alma".

Es un gran signo la visita de esta santa, proclamada doctora de la Iglesia, a la Iglesia local justo ahora, cuando está comenzando una pastoral familiar que pretende llevar la Palabra de Dios al interior de cada familia.
Santa Teresita recibió de su familia la semilla de la fe que germinó y fructificó con abundancia en la vida de esta pequeña gran monja, a pesar de que la hermana muerte fuera a recibirla con tan sólo 25 años de edad. Los padres, por ello, han sido proclamados recientemente beatos por la Iglesia Católica.

La vida de santa Teresita, como suele llamársele para distinguirla de la otra gran santa carmelita, Teresa de Ávila, fue muy intensa y no exenta de sufrimiento. Huérfana de madre a los cuatro años, sintió jovencísima la llamada a la vida consagrada y, con sólo 15 años, entró en el convento movida por una búsqueda incontenible del amor de Dios. Sin embargo, el entusiasmo chocó con la realidad de la vida cotidiana del convento y de la fraternidad, que no respondía exactamente a sus expectativas.

Acostumbrada a vivir en presencia de Dios, que se le manifestó de diversos modos, se vio envuelta en una tiniebla en la que era imposible ver signo alguno sobrenatural: las "tinieblas de la fe". En esta terrible prueba descubrió que justo a ella, pequeña y humilde, le era revelado el conocimiento del "camino pequeño", el camino del abandono a la voluntad del Señor igual que un niño se abandona en los brazos de sus padres. Al final, llegó la prueba del sufrimiento: la tuberculosis se cebó en ella y la llevó a la muerte en poco más de un año.

El miércoles, 16 de marzo, a las 16:30 horas, será la entrada solemne de los restos de la santa en Jerusalén por la puerta de Jaffa. No se puede evitar pensar en las palabras que ella mismo escribió recordando el día de su joven consagración: "El día 10 de enero fue el triunfo de mi Rey, yo la comparo con la entrada de Jesús en Jerusalén". ¡Bienvenida, pequeña gran santa!

Artículo y fotos de Gavasso Marco