Santa Teresita de Lisieux entra en Jerusalén | Custodia Terrae Sanctae

Santa Teresita de Lisieux entra en Jerusalén

Jerusalén, 16 de marzo de 2011; son las 16:30 h.

Una muchedumbre de alrededor de 2.000 personas con aires festivos recibe las reliquias de santa Teresita de Lisieux en la Puerta de Jaffa, en Jerusalén. El calor de los fieles árabes abraza a la santa.

Ella, que comparaba el día de su consagración con el triunfo de su Señor y la entrada de Jesús en Jerusalén, seguro que estará contentísima con esta gran fiesta. Algunas personas, para poder verla, se suben al material que los operarios municipales tienen amontonado para la reparación de las aceras. Gente simple se acerca hasta la urna portada a hombros y que contiene las reliquias para poder tocarla, pasar por ella algún rosario o algún pañuelo o para recoger algunos de los miles de pétalos de rosa que la gente lanza al aire al paso de la santa. Muchos de estos pétalos se depositan sobre la urna formando una alfombra florida de una belleza increíble.

Los scouts preceden a la procesión alzando las banderas con el emblema de la Iglesia de Tierra Santa y marchando al son de sus tambores y cornetas.

Lo que se ve no es una procesión solemne sino el calor y afecto llano y sincero de la gente del pueblo hacia una santa pequeña y humilde.
“La más grande santa de los tiempos modernos viene a nuestro encuentro”, dice el Patriarca, Mons. Fouad Twal en la iglesia del Patriarcado, donde finaliza la procesión y se recitan las vísperas.

“Pidamos el don de la unidad de nosotros, los cristianos, y también por la unidad con nuestros hermanos hebreos y musulmanes... y pidamos la gracia para poner por obra las disposiciones del reciente Sínodo”, dice aún Su Beatitud, pidiendo a la santa patrona de las misiones que no se aleje de nuestra misión, la de ser cristianos en Tierra Santa.
El Patriarca recuerda que el sufrimiento y la debilidad son experiencias comunes de nuestra vida y de la de esta pequeña gran monja y nos exhorta a no tener miedo de pedir a Dios, con la simplicidad de los niños, que nos ayude en estos tiempos de incertidumbre en todo el Oriente Medio.

“¡Los sufrimientos son grandes, pero la Esperanza debe serlo todavía más!”, clama Mons. Fouad Twal desde el púlpito, a pocos metros de la urna situada frente al altar y rodeada de religiosos y fieles de todo tipo.

En el coro se ven, recogidos en oración, a los más altos dignatarios religiosos llegados hasta aquí para dar la bienvenida a santa Teresita y rezar juntos.

Algunos niños hacen ondear al viento sus banderolas con los colores de la Iglesia y la imagen impresa de la santa. Es su forma de recitar las vísperas.

Estamos al final de la oración y los scouts, dirigidos por algunos religiosos, forman un pasillo humano a través del cual la gente pasa para postrarse, tocar y besar la urna pidiendo su intercesión en curaciones, ayuda, paz.

En el patio del Patriarcado latino se reúnen grupos de religiosos y fieles que, todavía con aires de fiesta, hablan de este gran evento, de las etapas de la peregrinación de la santa (programma St. Joseph's Latin Parish - Haifa - Relics’ Visit), comparten lo que están viviendo y manifiestan su gratitud a aquellas personas que han hecho posible todo esto. Pero sobre todo hablan de ella, que nos muestra el camino hacia Jesús con su vida y con su presencia.

Artículo y fotos de Gavasso Marco