Renovación de la profesión y entregada la regla | Custodia Terrae Sanctae

Renovación de la profesión y entregada la regla

29 noviembre 2007

Los hermanos de la Custodia de Tierra Santa se reunieron en la Basílica de Getsemaní para celebrar una liturgia muy significativa que expresa el sentido profundo de su vocación. Los franciscanos renovaron allí su profesión religiosa y recibieron la regla de san Francisco de manos del Custodio de Tierra Santa, Fr. Pierbattista Pizzaballa.

La historia dice que el papa Honorio III, el 29 de noviembre de 1223, aprobó solemnemente la regla de los Hermanos Menores, presentada por Francisco de Asís. Con este motivo, en este día se conmemora a todos los santos de la Orden seráfica y los hermanos menores renuevan su profesión religiosa.

La Basílica de Getsemaní rebosaba de tantos hermanos, felices de verse juntos y de poder agradecer al Señor el don de la vocación. El Padre Custodio, durante su homilía, situó el gesto litúrgico de la entrega de la Regla en un horizonte cristológico y franciscano.
Ante todo recordó que en el Huerto de Getsemaní Jesús vivió el momento culminante de su obediencia al plan de salvación predispuesto por el Padre. Jesús depositó su voluntad en la voluntad del Padre, eligiendo, libre y generosamente, sacrificar su vida por amor a la humanidad.

De igual modo, la búsqueda de la voluntad de Dios ha sido uno de los puntos fundamentales en el camino de fe de Francisco de Asís. No quiere vivir ya para sí mismo, sino por el Señor, que dio su vida por todos nosotros.

El Padre Custodio nos recordó cómo “Francisco fue estimulado durante toda su vida por el recuerdo del gran amor de Cristo, hasta el punto de querer imitarlo hasta el fondo, conformando en todo su vida a la del Maestro”. La Regla, pura síntesis del ideal evangélico, es expresión la voluntad generosa de imitar a Cristo de manera radical.

Culminando una fatigosa y, a veces dolorosa, búsqueda, el proyecto de Francisco encontró su formula expresiva: “Vivir según el santo Evangelio, junto con los hermanos que el Señor le había dado, siguiendo una regla aprobada por la Madre Iglesia y el señor Papa”.
Pasados ochocientos años, los hermanos de Tierra Santa han renovado esta elección evangélica y eclesial, acogiendo la Regla y adhiriéndose a un proyecto de vida que ha conservado intacta, durante estos ocho siglos, su belleza original.

Emocionaba ver a jóvenes hermanos, recién ingresados en la Orden, que repetían su todavía “fresca” profesión religiosa, junto a venerables hermanos que ha servido durante toda su vida al Señor.
Las mismas palabras de consagración y de fidelidad, pronunciadas conjuntamente, expresaban un empeño común de dar testimonio de Dios y de servir a la Iglesia. La misma fe de siempre, humilde y límpida, busca el encuentro con el Señor y se pone, generosamente, al servicio del Reino.

Esa misma tarde, el Vicario Custodial, Fr. Artemio Vítores, había presidido la Procesión Solemne en el Santo Sepulcro y después, todos los hermanos que sirven en el Santo Sepulcro (que no podían participar en la celebración de Getsemaní, a causa de los horarios tan rígidos que regulan la vida de la Basílica), habían renovado juntos su Profesión y habían recibido un ejemplar de la Santa Regla.
Por su parte, los hermanos de Galilea, celebraban el mismo gesto un día después, en la Basílica de la Anunciación de Nazaret. El gesto de confianza de renovar la profesión, ha tenido como escenario el lugar en el que el Verbo de Dios se hizo carne en el seno de la Virgen.
María de Nazaret, aurora del evangelio, se presenta como el modelo de humilde acogida de la Palabra y de disponibilidad total al servicio de Dios.

En estos días hemos acogido semillas de esperanza, luces de belleza, palabras de confianza, para ser confortados en nuestro caminar como discípulos del Señor.
El corazón rebosa gratitud porque sabemos que el Señor camina con nosotros.

Fra Carlo Serri ofm