Profesión solemne de fray David Greiner en la festividad de san Francisco | Custodia Terrae Sanctae

Profesión solemne de fray David Greiner en la festividad de san Francisco

«Para alabanza y gloria de la santísima Trinidad, yo, fray David, movido por la inspiración divina de seguir el Evangelio y los pasos de nuestro Señor Jesucristo, en presencia de mis hermanos y en tus manos, fray Pierbattista Pizzaballa, firmemente y con plena libertad, delante de Dios Padre, santo y omnipotente, me comprometo con los votos a vivir el resto de mi vida en obediencia, sin tener nada propio y en castidad. Hago además profesión de seguir fielmente la vida y Regla de los hermanos menores».

Con esta profesión solemne, el sábado 4 de octubre de 2014, fray David Grenier, joven franciscano de Quebec, se ha consagrado al Señor para el resto de sus días.
La profesión solemne es el último rito con el que el religioso entra a formar parte en la Orden de los Hermanos Menores. Tras la llamada del custodio, el religioso pronuncia en alto estas palabras: «¡Aquí estoy!». Sigue luego un diálogo entre el responsable de la Custodia y el neoprofeso, un trámite en el que este último manifiesta su deseo de abrazar plenamente la espiritualidad franciscana: castidad, obediencia, pobreza, oración, servicio fraterno...
Después, mediante la letanía gregoriano, en la que se nombran a los numerosos santos que la Orden ha dado a la Iglesia en el curso de los siglos, los santos son invocados «en ayuda» de fray David. El último rito es propiamente el de la profesión solemne.
Para fray David es el último paso de un largo y hermoso camino que él mismo define como «variado». Después de haber cursado algunos años de música y teatro, trabajó en el santuario de San José de Montreal. «Allí trabajé durante cinco años», nos cuenta. «Hice un poco de todo: sacristán, guía para peregrinos, actor en un viacrucis teatral, animador de la pastoral juvenil, e incluso voluntario con personas discapacitadas. Ahora, en la distancia, me doy cuenta de que me fui encontrando con la Custodia en todas estas actividades. Tantas pequeñas cosas me muestran que Dios tenía su proyecto para mí, antes incluso que yo lo pensara».
Durante estos años de servicio en Quebec, David sintió la llamada de Dios a seguirlo. Sensibilizado por la espiritualidad franciscana de sus padres, terciarios de la Orden, el neoprofeso sintió la llamada a venir a Tierra Santa durante la oración. «El descubrimiento de su historia fue muy convincente; mi discernimiento era el justo».

Y ha sido en la fiesta de San Francisco cuando fray David Greiner ha entregado su vida a Cristo, «en el mismo lugar en el que Él entregó su vida por mí», subraya con emoción. San Francisco y la misa en el Calvario, dos fuertes símbolos que el interesado comenta de esta forma: «Me pongo bajo la protección de nuestro santo fundador en el Calvario. Además, san Francisco insistía mucho en seguir a Cristo pobre y crucificado. Es algo central en nuestra espiritualidad».

La Custodia y la asamblea de los fieles presentes, reunidos en este día, no han dejado de rezar por los judíos y musulmanes del país, que también están en fiesta; los primeros, por el día del Gran Perdón (Yom Kipur); y los segundos, por la fiesta del Sacrificio, Aid al Adha. Bajo los auspicios del Poverello, han pedido la gracia de la paz para Tierra Santa y toda la región, una intención que está en el corazón también de fray David.

La alegría no termina aquí para fray David. Durante sus nuevas funciones en la escuela de música de la Custodia, deberá concluir su preparación para la ordenación diaconal de diciembre próximo. El 29 de junio se concluirá un año muy fuerte, con la ordenación sacerdotal. «Es un año hermoso», asegura. «Tengo la impresión de que traerá grandes cambios. Es una gran preparación, tanto espiritual como psicológica, pero también material y técnica. Pero no estoy solo. Este proyecto es un proyecto compartido con Dios, la respuesta a su llamada».

El neoprofeso concluye sus palabras con una frase muy franciscana: «Estamos en las manos del Señor, que nos ha dicho: “No os preocupéis por el mañana, que cada día tiene su propio afán”».
¡Felicidades y buen camino!

N.K.