La Cuaresma, esta subida espiritual hacia Jerusalén para la Pascua, revista un carácter particular para aquéllos que viven y rezan todos los días en la Ciudad Santa.
El primer sábado de la Cuaresma, cada una de las cinco confesiones cristianas que gozan de derechos en el Santo Sepulcro, puede realizar un ingreso solemne.
Este año, 2007, todos los cristianos celebrarán la Pascua en las mismas fechas. Ha ocurrido ya en el año 2001, en el 2004, y sucederá también los años 2010, 2011, 2014, 2017, 2025…
Así, la tarde de este sábado pasado se han realizado, en el Santo Sepulcro, cinco ingresos solemnes. Como marca la tradición, han sido los latinos quienes han inaugurado las celebraciones a las 13:30. Los frailes franciscanos precedían en el cortejo a los seminaristas de la diócesis que, junto a Mons. Fouad Twal, Obispo coadjutor de Su Beatitud Michel Sabbah y los canónigos del Santo Sepulcro, se han unidos a ellos cuando la procesión ha pasado por el Patriarcado Latino.
Algunos minutos antes de que se oyesen los golpes de bastón de los Kawas desde la calle del Barrio Cristiano, las puertas de la Basílica de la Resurrección se han cerrado. Un gran estupor se difunde entre los peregrinos y turistas que, casualmente, llegan ese momento, antes de que se difunda la voz de que algo va a ocurrir. Cuando Mons. Twal ha llegado al atrio, las puertas se han vuelto a abrir.
Para los Latinos, los Griegos y los Armenios, el ritual es el mismo, con pequeñas detalles diferentes. El cortejo y los prelados se detienen en la Piedra de la Unción. Aunque todos los guías, y todos los religiosos están de acuerdo en que esta piedra no es LA piedra de la Unción, sino una bella losa puesta allí en el Medioevo para conmemorar el momento entre el descendimiento del cuerpo del Señor y su deposición en la Tumba, todos están de acuerdo en venerarla y besarla con la misma devoción. Los rituales cambian poco: algunos la inciensan y la bendicen con el agua, otros la ungen con aceite, otros sólo la inciensan, etc.
Mientras se sucedían todos los ingresos –y todos asistían al ingreso de los demás- cada grupo llegaba a su capilla para continuar sus oraciones y devociones.
Para los franciscanos lleva ahora el momento de la procesión cotidiana. Es la misma cada día, pero hoy es un poco más solemne. Se canta desde el inicio hasta el fin, y se dan tres vueltas en torno a la Tumba, no sólo una.
En este sábado de Cuaresma en el que las Iglesias entran en el Santo Sepulcro, algunos habrán escuchado palabras malsonantes, otros habrán gritado por el escándalo, reclamando que, por qué no, entrasen todos juntos en una sola procesión, para simbolizar la unidad… Otros, en cambio, se habrán percatado de los signos de una unidad ya conseguida: guiños de ojos, sonrisas, saludos, abrazos, la belleza de la diversidad…
El Santo Sepulcro no es un signo de división, como se suele decir con excesiva facilidad. El Santo Sepulcro es el único lugar en el mundo donde todos los cristianos se reúnen cotidianamente, cada día, con los choques que esta proximidad y, en ocasiones, mezcolanza puede generar, pero no obstante se reúnen para celebrar su fe en Cristo muerto y resucitado exactamente allí.
Durante 40 días sus corazones palpitarán al mismo ritmo de esta subida hacia la Pascua. Y se multiplicarán las celebraciones que les verán unidos. Por esto, vivir la Cuaresma en Jerusalén es ya una gracia.
MAB
Nota: Las cinco confesiones son:
1.- Los Latinos, representados por los franciscanos de Tierra Santa, Guardianes del Santo Sepulcro y que, con este título, acogen al Patriarca Latino – o uno de sus representantes- para su ingreso solemne.
2.- Los Greco-ortodoxos, representantes del Patriarca Teófilo III, reconocido por las demás Iglesias, aunque no lo sea por una parte de sus fieles y por parte del Estado de Israel, que aún reconoce a su predecesor Ireneo.
3.- Los Coptos Ortodoxos, representantes del Arzobispo Anba Abraham.
4.- Los Sirio-Ortodoxos, representantes del Arzobispo Swerios Malki Mourad.
5.- Los Armenios. Un Obispo representaba al Patriarca Torkom II, que, a causa de su avanzada edad, no participa en las celebraciones fuera de su Patriarcado.
En este día, las Iglesias hacen su ingreso según este orden.
El primer sábado de la Cuaresma, cada una de las cinco confesiones cristianas que gozan de derechos en el Santo Sepulcro, puede realizar un ingreso solemne.
Este año, 2007, todos los cristianos celebrarán la Pascua en las mismas fechas. Ha ocurrido ya en el año 2001, en el 2004, y sucederá también los años 2010, 2011, 2014, 2017, 2025…
Así, la tarde de este sábado pasado se han realizado, en el Santo Sepulcro, cinco ingresos solemnes. Como marca la tradición, han sido los latinos quienes han inaugurado las celebraciones a las 13:30. Los frailes franciscanos precedían en el cortejo a los seminaristas de la diócesis que, junto a Mons. Fouad Twal, Obispo coadjutor de Su Beatitud Michel Sabbah y los canónigos del Santo Sepulcro, se han unidos a ellos cuando la procesión ha pasado por el Patriarcado Latino.
Algunos minutos antes de que se oyesen los golpes de bastón de los Kawas desde la calle del Barrio Cristiano, las puertas de la Basílica de la Resurrección se han cerrado. Un gran estupor se difunde entre los peregrinos y turistas que, casualmente, llegan ese momento, antes de que se difunda la voz de que algo va a ocurrir. Cuando Mons. Twal ha llegado al atrio, las puertas se han vuelto a abrir.
Para los Latinos, los Griegos y los Armenios, el ritual es el mismo, con pequeñas detalles diferentes. El cortejo y los prelados se detienen en la Piedra de la Unción. Aunque todos los guías, y todos los religiosos están de acuerdo en que esta piedra no es LA piedra de la Unción, sino una bella losa puesta allí en el Medioevo para conmemorar el momento entre el descendimiento del cuerpo del Señor y su deposición en la Tumba, todos están de acuerdo en venerarla y besarla con la misma devoción. Los rituales cambian poco: algunos la inciensan y la bendicen con el agua, otros la ungen con aceite, otros sólo la inciensan, etc.
Mientras se sucedían todos los ingresos –y todos asistían al ingreso de los demás- cada grupo llegaba a su capilla para continuar sus oraciones y devociones.
Para los franciscanos lleva ahora el momento de la procesión cotidiana. Es la misma cada día, pero hoy es un poco más solemne. Se canta desde el inicio hasta el fin, y se dan tres vueltas en torno a la Tumba, no sólo una.
En este sábado de Cuaresma en el que las Iglesias entran en el Santo Sepulcro, algunos habrán escuchado palabras malsonantes, otros habrán gritado por el escándalo, reclamando que, por qué no, entrasen todos juntos en una sola procesión, para simbolizar la unidad… Otros, en cambio, se habrán percatado de los signos de una unidad ya conseguida: guiños de ojos, sonrisas, saludos, abrazos, la belleza de la diversidad…
El Santo Sepulcro no es un signo de división, como se suele decir con excesiva facilidad. El Santo Sepulcro es el único lugar en el mundo donde todos los cristianos se reúnen cotidianamente, cada día, con los choques que esta proximidad y, en ocasiones, mezcolanza puede generar, pero no obstante se reúnen para celebrar su fe en Cristo muerto y resucitado exactamente allí.
Durante 40 días sus corazones palpitarán al mismo ritmo de esta subida hacia la Pascua. Y se multiplicarán las celebraciones que les verán unidos. Por esto, vivir la Cuaresma en Jerusalén es ya una gracia.
MAB
Nota: Las cinco confesiones son:
1.- Los Latinos, representados por los franciscanos de Tierra Santa, Guardianes del Santo Sepulcro y que, con este título, acogen al Patriarca Latino – o uno de sus representantes- para su ingreso solemne.
2.- Los Greco-ortodoxos, representantes del Patriarca Teófilo III, reconocido por las demás Iglesias, aunque no lo sea por una parte de sus fieles y por parte del Estado de Israel, que aún reconoce a su predecesor Ireneo.
3.- Los Coptos Ortodoxos, representantes del Arzobispo Anba Abraham.
4.- Los Sirio-Ortodoxos, representantes del Arzobispo Swerios Malki Mourad.
5.- Los Armenios. Un Obispo representaba al Patriarca Torkom II, que, a causa de su avanzada edad, no participa en las celebraciones fuera de su Patriarcado.
En este día, las Iglesias hacen su ingreso según este orden.