Pizzaballa, en el umbral del capelo rojo: “Seré una voz de Jerusalén”

Pizzaballa, en el umbral del capelo rojo: “Seré una voz de Jerusalén”

Cerca del Consistorio del 30 de septiembre, durante el que será elevado al rango de cardenal, S.B. Pierbattista Pizzaballa quiso reunirse con los periodistas en una rueda de prensa que se celebró la mañana del 21 de septiembre en la sede del Patriarcado Latino de Jerusalén.

Pierbattista Pizzaballa está a punto de partir hacia Roma, para definir los últimos pasos hacia la entrega del capelo rojo que tendrá lugar en la basílica de San Pedro el próximo sábado 30 de septiembre. Durante la rueda de prensa quiso reiterar que su nombramiento como cardenal está vinculado a Tierra Santa.

«Creo que el papa Francisco, al nombrarme cardenal, ha elegido no solo a la persona sino sobre todo el lugar donde me encuentro: estoy llamado a ser voz de Jerusalén, y soy consciente de esta responsabilidad, principalmente porque represento a esta voz desde el corazón de la Madre Iglesia. Pero sabemos que Jerusalén también es el centro de muchos conflictos, siempre en busca de estabilidad.  Ya he tenido oportunidad de hablar sobre esto con el Papa, no solo respecto a las tensiones presentes en esta ciudad sino también en la Iglesia en Oriente Medio en general, y especialmente sobre las perspectivas que se abren, porque creo que es fundamental hablar de un programa concreto para esta tierra».  Tierra que el Patriarca, que fue Custodio de Tierra Santa de 2004 a 2016, conoce muy bien y a la que ha dedicado treinta años de su vida y de su apostolado.

Durante la rueda de prensa, Pizzaballa quiso incidir en las recientes situaciones más críticas que han afectado a los lugares cristianos, en Haifa, en el monasterio Stella Maris y en Jerusalén: tensiones alimentadas por ultraortodoxos y grupos extremistas que se arraigan en contextos históricamente no pacíficos. «La violencia está creciendo y la voz “moderada” sigue sin ser escuchada. Estamos en contacto con las autoridades israelíes y la policía: el aspecto positivo es que, a diferencia del pasado, este fenómeno de ataques y agresiones a las comunidades cristianas ya no se niega. Por supuesto, esto es solo el principio, debemos coordinarnos mejor con todas las iglesias presentes en el territorio. Y como iglesia católica estamos llamados a comprometernos más a fondo para crear oportunidades reales, no solo “de ayuda”».

Un largo y doloroso paréntesis se dedicó a Siria. «He vuelto a Siria después de 7 años. Hoy he encontrado un país postrado, en todos los aspectos: no se ha reconstruido nada. Pueblos, edificios, carreteras, estructuras: todo sigue como estaba y la situación en muchos casos ha empeorado trágicamente tras el reciente terremoto. Económicamente es un desastre, el combustible se consigue en el mercado negro, la inflación es altísima, el salario medio ronda los 20 euros, la gente ha perdido la fe en que las cosas puedan cambiar. Todos están agotados».

Pero en este escenario, el futuro cardenal ve y señala un resquicio de esperanza: La reciente ordenación como obispo de fray Hanna Jallouf, franciscano de la Custodia de Tierra Santa, primer obispo sirio que ha asumido simultáneamente el cargo de vicario apostólico latino de Alepo, puede ser un signo importante. Fray Hanna, que siempre ha permanecido en su tierra, hoy en manos de los rebeldes antigubernamentales, desde el estallido de la guerra hasta hoy, representa un símbolo creíble para la población siria: puede traer una voz nueva en un momento en que Siria necesita a estas personas, ejemplos que mantengan encendida la fe y la esperanza en el futuro».

Pierbattista Pizzabala se despide con una promesa: empiezo este nuevo servicio al que aporto lo que soy, lo que he aprendido y lo que me ha formado, para bien o para mal.

Silvia Giuliano