Peregrinación a Tierra Santa para renovar la gracia del bautismo | Custodia Terrae Sanctae

Peregrinación a Tierra Santa para renovar la gracia del bautismo

Este último jueves de octubre, la Custodia de Tierra Santa ha celebrado, según la costumbre, el Bautismo del Señor en la orilla occidental del río Jordán.

Ha presidido la celebración el Custodio de Tierra Santa, fray Pierbattista Pizzaballa, acompañado de Mons. Peter Ingham, obispo de Wollongong (Australia), de Mons. Rodolfo Cetoloni ofm, obispo de Montepulciano-Chiusi-Pienza (Italia), del visitador canónico fray Francesco Bravi junto a su secretario, fray Gabriel García, y de numerosos sacerdotes ante una asamblea compuesta por cristianos locales y peregrinos

Cada año, esta misa permite a los fieles renovar las promesas bautismales en el mismo lugar en el que Cristo fue bautizado por Juan el Precursor. Pero este año ha sido también ocasión de participar en el bautismo de Jonathan, hijo de Jacques, kawas de la Custodia (los kawas son los “herederos” de las milicias turcas del Imperio Otomano. Después de 1950, según parece, los kawas de la Custodia, siempre vistiendo el uniforme tradicional, son cristianos).

Al finalizar la celebración, los fieles han podido apreciar los trabajos de reestructuración de la orilla israelí. El último trabajo que queda por hacer sería la descontaminación de las aguas.

Mientras que algunos peregrinos se quedaban en la orilla, los franciscanos de la Custodia, seguidos por algunos fieles, han vuelto rápidamente al autobús que les ha llevado al Monte de la Cuarentena, en Jericó, para la segunda peregrinación del día que conmemora las tentaciones de Cristo en el desierto.

Desde el siglo IV, los cristianos han honrado en este monasterio ortodoxo el recuerdo de este episodio del Evangelio. A las puertas del santuario, los franciscanos han leído el texto del evangelio de Mateo (Mt 4, 1-11), tras lo cual el vicario custodial, fray Artemio Vítores, ha impartido la bendición antes de que los peregrinos de dispersaran por el convento, bien para visitarlo, bien para venerar el lugar sobre la cima del monte en el que Jesús fue tentado por el diablo. Muchos también han saboreado el refresco ofrecido por los monjes ortodoxos, adquiriendo de esta forma nuevos ánimos para tomar el camino de regreso.

Mab