Esta misma mañana ha tenido lugar la tradicional peregrinación al río Jordán, con ella se recuerda el Bautismo de Jesucristo realizado por San Juan Bautista. El último jueves de octubre es el único día en el cual se puede llevar acabo esta peregrinación ya que toda la zona, frontera entre Jordania e Israel, se encuentra bajo estrecha vigilancia militar.
Este año ha habido una gran afluencia de fieles cristianos, provenientes de todas las parroquias franciscanas, tanto de Judea, como de la Galilea. La organización y celebración litúrgica corrió a cargo de los frailes franciscanos de la Custodia de Tierra Santa.
Tras la procesión, al canto del Lauda Jerusalem, tuvo lugar la celebración de la Eucaristía, presidida por Fray Artemio Vítores, Vicario Custodial, y concelebrada por gran número de sacerdotes que acudieron para tal ocasión. Durante la celebración ha tenido lugar la renovación de las promesas bautismales, hecha en el mismo lugar que la Tradición señala como aquel en el que Jesucristo fue bautizado.
Al final de la Santa Misa, tras unos momentos para acercarse a la orilla del río y mojarse con el agua santificada por la inmersión de Cristo, todos los fieles se dirigieron a la vecina Jericó, en cuyas cercanas montañas se encuentra el conocido “Monte de las Tentaciones”, con un santuario que recuerda el lugar en el cual el Diablo intentó hacer sucumbir la voluntad del Señor.
Ante la puerta que da acceso al monasterio griego ortodoxo que hoy se erige en dicho lugar, fue proclamado el Evangelio, Mt 4, 1-11, en italiano, español e inglés. Terminada la lectura y tras unos breves momentos de oración, se ha dado paso a la visita del santuario y los lugares que recuerdan los eventos descritos por el Evangelista. La jornada ha terminado en una de las salas del monasterio donde los monjes ofrecieron a los visitantes algunos dulces y frescas bebidas para aliviar la calurosa subida hasta dicho lugar. Ha sido una peregrinación en la que se han mezclado momentos de oración con un ambiente de intensa alegría.
Este año ha habido una gran afluencia de fieles cristianos, provenientes de todas las parroquias franciscanas, tanto de Judea, como de la Galilea. La organización y celebración litúrgica corrió a cargo de los frailes franciscanos de la Custodia de Tierra Santa.
Tras la procesión, al canto del Lauda Jerusalem, tuvo lugar la celebración de la Eucaristía, presidida por Fray Artemio Vítores, Vicario Custodial, y concelebrada por gran número de sacerdotes que acudieron para tal ocasión. Durante la celebración ha tenido lugar la renovación de las promesas bautismales, hecha en el mismo lugar que la Tradición señala como aquel en el que Jesucristo fue bautizado.
Al final de la Santa Misa, tras unos momentos para acercarse a la orilla del río y mojarse con el agua santificada por la inmersión de Cristo, todos los fieles se dirigieron a la vecina Jericó, en cuyas cercanas montañas se encuentra el conocido “Monte de las Tentaciones”, con un santuario que recuerda el lugar en el cual el Diablo intentó hacer sucumbir la voluntad del Señor.
Ante la puerta que da acceso al monasterio griego ortodoxo que hoy se erige en dicho lugar, fue proclamado el Evangelio, Mt 4, 1-11, en italiano, español e inglés. Terminada la lectura y tras unos breves momentos de oración, se ha dado paso a la visita del santuario y los lugares que recuerdan los eventos descritos por el Evangelista. La jornada ha terminado en una de las salas del monasterio donde los monjes ofrecieron a los visitantes algunos dulces y frescas bebidas para aliviar la calurosa subida hasta dicho lugar. Ha sido una peregrinación en la que se han mezclado momentos de oración con un ambiente de intensa alegría.