Para que la Paz llegue de verdad: santa misa solemne por la fiesta de María Santísima Madre de Dios y Jornada Mundial de la Paz | Custodia Terrae Sanctae

Para que la Paz llegue de verdad: santa misa solemne por la fiesta de María Santísima Madre de Dios y Jornada Mundial de la Paz

Iglesia concatedral del Patriarcado Latino, Jerusalén. 1 de enero de 2012

Con ocasión del 1 de enero, fiesta de María Santísima Madre de Dios y Jornada Mundial de la Paz, se ha celebrado, como ya es tradicional, la santa misa pontifical en la iglesia concatedral del Patriarcado Latino de Jerusalén, situado en el barrio cristiano de la Ciudad Vieja, a poca distancia de la Puerta de Jaffa. El patriarca, S. B. Mons. Fuad Twal, ha presidido la celebración solemne rodeado por Mons. William Shomali, actual obispo auxiliar de Jerusalén, Mons. Kamal Batish, obispo auxiliar emeritus de Jerusalén, numerosas autoridades patriarcales, muchos exarcas de las Iglesias Católicas orientales, superiores de muchas órdenes religiosas presentes en Tierra Santa y un gran número de sacerdotes que han querido participar como concelebrantes en esta importante fiesta. También la comunidad franciscana local estaba presente representada por muchos de sus miembros, entre ellos el secretario custodial, fray Silvio de la Fuente, el actual guardián de la Basílica de la Natividad de Belén, fray Stephane Milovitch, y numerosos estudiantes y seminaristas. Entre las autoridades patriarcales estaba el padre David Neuhaus, vicario patriarcal para los católicos de lengua hebrea de Israel.

Los numerosos concelebrantes se han situado en torno al altar mayor, a los pies del cual se había colocado una imagen del Niño Jesús, mientras que en la parte izquierda del fondo, detrás del altar, se había dispuesto un hermoso icono de la Virgen con el Niño, adornado con flores de diferentes colores. La iglesia estaba llena de gran número de religiosos y religiosas pertenecientes a las muchas familias de consagrados que viven en Tierra Santa y numerosos cristianos de lengua árabe, amigos, voluntarios y colaboradores del Patriarcado y de otras instituciones que trabajan en Tierra Santa, además de pequeños grupos de peregrinos. Presente también en la celebración de apertura del nuevo año, situada en los primeros bancos, había una representación de los Caballeros y Damas de la Soberana Orden de Malta. La liturgia ha estado animada por los coros Magníficat y Yasmeen de la Custodia franciscana de Tierra Santa, dirigidos por Hania Soudah Sabbara y magistralmente acompañados al órgano por fray Armando Pierucci, director del Instituto Magníficat –la escuela de música de la Custodia, en Jerusalén-, que han contribuido a crear un clima intenso y sugerente.

Tomando la palabra, antes de comenzar con la homilía, Mons. Twal ha dirigido un particular saludo de bienvenida a todos los religiosos, pertenecientes a las distintas congregaciones, que han pasado su primera Navidad al servicio de la Tierra Santa y que, por ello, en estos particulares días han podido experimentar, en primera persona y con la intensidad que los caracteriza, el misterio y el don extraordinario de los Santos Lugares. La reflexión del patriarca se ha centrado después en los temas centrales de esta jornada de fiesta: la figura de María y el problema de la Paz. Muchas han sido las referencias al mensaje que Su Santidad el papa Benedicto XVI ha escrito para esta XLV Jornada Mundial de la Paz y que ha querido presentar desde una perspectiva didáctica, Educar a los jóvenes en la justicia y la Paz, invitando a «escuchar y reforzar el importante papel de las nuevas generaciones en la consecución del bien común y en la afirmación de un justo y pacífico orden social en el que los derechos humanos fundamentales puedan ser expresados y realizados plenamente». Frente a las dificultades y preocupaciones que asedian hoy a muchos jóvenes en los distintos países del mundo, ha precisado Mons. Twal sobre la base de la reflexión papal, es indispensable establecer una nueva alianza pedagógica entre los responsables de la educación y de la formación de los jóvenes; padres, educadores, profesores, religiosos y sacerdotes deben trabajar con los jóvenes para construir un cultura de la Paz y promover el esfuerzo por la reconciliación y la apertura a las otras culturas y religiones. Muchas son todavía las tensiones que hacen difícil la conquista de estos objetivos fundamentales, especialmente en Oriente Medio donde los fermentos de la «primavera árabe» no siempre han favorecido el crecimiento de la Paz y de la comprensión recíproca y donde «una generación de jóvenes israelíes y palestinos ha nacido y crecido bajo la ocupación y en una atmósfera de violencia». Además, María, Madre del Señor, nos enseña a mirar con confianza y esperanza el nuevo año que empieza y a valorar desde la fe los tres eventos fundamentales que han marcado el 2011: el encuentro interreligioso de Asís del pasado mes de octubre, que ha invitado a la oración por la Paz a todas las religiones del mundo, a la luz del espíritu de san Francisco, «Señor, haz de mí un instrumento de tu Paz», para que la Paz se asiente en el corazón del hombre, en su conversión y en la reconciliación con Dios y con la familia humana; la «primavera árabe», que ha generado un profundo entusiasmo y grandes expectativas en cuanto a la democracia, la Paz y la justicia social pero que esconde siempre el riesgo de la degeneración en los extremismos y en los fundamentalismos, para los que la acción educativa de los jóvenes se convierte en un componente esencial para abrir un nuevo horizonte efectivo de esperanza y de nueva ciudadanía en estos contextos; el anhelo de Paz que sube de la Tierra Santa y que tiene gran necesidad, para convertirse en realidad, del empeño por el diálogo entre los dirigentes religiosos que, «mientras viven en un lugar lleno de memorias sagradas para nuestras tradiciones, experimentan cotidianamente las dificultades de vivir juntos y en armonía», de la educación de las nuevas generaciones para la Paz y la mutua comprensión, con el concurso de las escuelas y del resto de instituciones educativas locales y, finalmente, de la contribución de los muchísimos peregrinos que visitan la Tierra Santa y que tienen la oportunidad de tender puentes de amistad y de solidaridad entre quienes son diferentes, en vista de una auténtica cultura de la Paz.

Y si –ha concluido Mons. Twal- las numerosas obras educativas y pastorales que ya desempeña la Iglesia de Tierra Santa en el 2012 dejan entrever que «la Paz está llegando de verdad», el papa Benedicto XVI nos exhorta a recordar siempre que «la paz no es un bien ya logrado, sino una meta a la que todos debemos aspirar. Miremos con mayor esperanza al futuro, animémonos mutuamente en nuestro camino, trabajemos para dar a nuestro mundo un rostro más humano y fraterno y sintámonos unidos en la responsabilidad respecto a las jóvenes generaciones de hoy y del mañana, particularmente en educarlas a ser pacíficas y artífices de paz» (S.S. Benedicto XVI, Mensaje para la celebración de la Jornada Mundial de la Paz, 1 de enero de 2012).

Al finalizar la celebración, todos los participantes han podido felicitar el nuevo año al patriarca y al resto de autoridades en los locales de la curia mientras disfrutaban de un simpático momento fraterno.

Texto de Caterina Foppa Pedretti
Fotos de Andres Bergamini