Papas y patriarcas ecuménicos: cuando las piedras hablan | Custodia Terrae Sanctae

Papas y patriarcas ecuménicos: cuando las piedras hablan

Cuando el papa Francisco anunció su peregrinación a Tierra Santa, que se producirá del 24 al 26 de mayo, destacó que su momento principal será la conmemoración del quincuagésimo aniversario del encuentro entre el papa Pablo VI y el patriarca ecuménico Atenágoras. En su tiempo, este encuentro hizo vibrar realmente a los cristianos de todo el mundo. Exactamente después de nueve siglos desde el cisma entre Roma y Constantinopla, los dos patriarcas de Oriente y Occidente se volvieron a reunir. ¿Quién podía imaginar que, esperando al papa Francisco, este evento quedase literalmente impreso en la piedra, en el mismo lugar en el que se pronto será conmemorado?

El Santo Sepulcro, en su realidad física, pero sobre todo religiosa e histórica, ha sido siempre el centro de atención de la cristiandad. En su interior se halla una presencia silenciosa, sólida y locuaz. En la quietud del convento franciscano, vela sobre los peregrinos una piedra que parece estar viva porque narra con sus formas el histórico encuentro entre Pablo Vi y el patriarca ecuménico de Constantinopla, Atenágoras (5 de enero de 1964); una crónica moderna y un diálogo en sí mismo: el capitel historiado del ecumenismo. Su autor, el artista Mario Robaudi (1) aceptó la invitación de restaurar este lugar santo. Haciéndolo, se reconstruiría también espiritualmente la unidad entre los cristianos, lacerada durante este último milenio de historia de la Iglesia.

El capitel en cuestión condensa en sí tres rostros del mencionado encuentro ecuménico: el pasado, el presente y el futuro.
El pasado, porque el mismo capitel es testigo de un evento que ha sido la viva manifestación de aquella universalidad presente en toda persona, con el deseo de alcanzar idealmente en un único abrazo a la totalidad del género humano.
El presente, porque estaba escondido en la parte conventual (privada e inaccesible a los peregrinos) del convento franciscano y sigue siendo hoy testigo fiel de este histórico encuentro altamente decisivo. El capitel está colocado en el transepto opuesto a la puerta de ingreso y, más exactamente, sobre una de las columnas que sostienen la arcada de la galería norte en la rotonda del Santo Sepulcro. El estilo que el escultor ha impreso en su obra de arte es de un realismo «abstracto», en cuanto que separada las figuras del contexto, sublimándolas. Las dimensiones del capitel son contenidas, y en ninguna manera exceden respecto de las restantes.

El futuro, en cuanto que lleva en sí la imagen del futuro abrazo entre los sucesores de las dos confesiones cristianas, el papa Francisco y el patriarca Bartolomé I, que se producirá precisamente en este lugar con ocasión del próximo viaje apostólico a Tierra Santa.

El artista se ha convertido en instrumento de unión en el tiempo del mismo evento de importancia ecuménica. Pero no solo. Las trazas modernas con las que se ha esculpido el capitel contrastan aparentemente con el estilo bizantino que rodea al peregrino en el interior del santuario: lo nuevo en lo antiguo, la profecía en el pasado.
Es como si el papa Pablo VI hubiese pedido al papa Francisco que mantuviera viva y todavía más estable la invitación al ecumenismo. ¿Será esto un designio providencial o mera coincidencia?


1. Mario Robaudi nació en Imola, en 1933. Completó su formación artística en el Instituto de Arte de Florencia y en el Taller de escultura de Louis Leyggue, en la Academia Nacional de Bellas Artes de París.